Llegó el momento de enfrentar la crisis de nuestro sistema de seguridad social. Es imposible seguir peloteando el tema para el que sigue.
Celebro que el presidente electo haya mandado mensajes claros que será una prioridad para él. Sin embargo, lo que me preocupa es que percibo que se continuará abordando el problema de manera sesgada y que solo atendiendo las consecuencias y no las causas. ¿A qué me refiero?
Desde los debates del 2005, cuando el entonces presidente Martín Torrijos propuso una reforma paramétrica, aumentando la edad de jubilación, hemos estado planteando que propuestas así solo se enfocan en la crisis financiera del programa de Invalidez, Vejez y Muerte y no en los problemas estructurales de nuestro mercado laboral y sus implicaciones para nuestro sistema de seguridad social.
¿Qué ocurre hoy en día? Tenemos una realidad de mucho empleo precario, donde hay muchas personas que trabajan, pero no cotizan a la Caja de Seguro Social (CSS). También hay poca estabilidad laboral, lo que afecta la continuidad en el pago de cuotas a los que sí llegan a tener un empleo formal. Existen además las empresas que descuentan la cotización a sus trabajadores, pero no se las pagan a la CSS. Eso trae como consecuencia que, hoy por hoy, de aquellos panameños y panameñas que llegan a la edad de jubilación actual, aproximadamente la mitad no logra jubilarse porque nunca cotizó o no llegó a las cuotas mínimas que exige la ley. Pero, además, de la mitad que sí llega a jubilarse, hay un altísimo porcentaje, que el monto de la jubilación que recibe es inferior al salario mínimo actual.
Las medidas paramétricas pueden resolver el problema financiero, más el daño colateral será que aún menos personas lograrán jubilarse si aumentan la densidad de cuotas y que las jubilaciones serán aún más bajas, si disminuye el beneficio o cálculo de lo que le corresponde.
A mi juicio, el debate debe empezar por evaluar el mercado laboral que tenemos y qué medidas debemos tomar para que más trabajadores puedan cotizar a la CSS. Esto ya estaba planteado por el consultor Carmelo Meza Lago en la propuesta que preparó para la Administración Torrijos en el 2005. Pero su recomendación cayó en oídos sordos.
Reconociendo que es positivo que el presidente electo tenga la determinación de abordar el tema, mi consejo es que no arranque por subir la edad de jubilación y otras medidas similares. Cargar el peso de la reforma sobre los hombros de los asegurados sin antes hacer recortes drásticos en el presupuesto de gastos del Estado, en planillas abultadas, políticas clientelistas y otras prebendas para altos funcionarios y empresarios allegados al poder, provocará protestas callejeras e ingobernabilidad. Precisamente, lo que menos necesitamos si queremos levantar la economía del país.
El autor es presidente del partido Panameñista.

