El pequeño país de Panamá ha tenido en sus dos siglos de vida republicana una robusta historia de su identidad como nación, y de la conformación de la misma como un Estado independiente.
La historia de Panamá no fluye en un sentido unidireccional, sino que oscila alrededor de conceptos motrices que sirven como motores en nuestra rica biografía de país. Como las fechas novembrinas se prestan para la reflexión, es apropiado el viaje en el tiempo.
Una nación
Hace 17 mil años se empezó a poblar el istmo de Panamá con seres humanos que venían de Norteamérica. Los registros arqueológicos cuentan acerca de una compleja sociedad con creencias religiosas codificadas, unidades políticas claramente delimitadas, economías basadas en el comercio y la guerra, y un amplio entendimiento del mundo natural a su alrededor.
Desde que en 1501 Rodrigo de Bastidas se convirtió en el primer europeo en reconocer esta tierra, la Castilla de Oro fue un puente comercial entre Europa y Sudamérica, a la vez que acogió hombres y mujeres de distintas razas, religiones y actividades. Algunos llegaron en busca de fama y fortuna, otros fueron traídos a la fuerza, y unos más no tenían idea de dónde estaban y para dónde iban. Europa hizo su primera ciudad en la costa del Pacífico en 1519, se llamó Panamá por el cacique que entonces regía este territorio.
Entre los habitantes que originalmente vivían aquí, los europeos recién llegados, los africanos traficados, y posteriormente los descendientes de estos tres grupos y de nuevos migrantes se amalgamaron en un orden social injusto, que sirvió de fundamento para que a finales del siglo XVIII ya hubiese una nación con hábitos comunes y formas de hablar compartidas.
Creando una República
Panamá tuvo varias oportunidades para independizarse de España. En 1818, un navío chileno llegó hasta Taboga y ofreció apoyar la independencia, pero la élite política no compartió la idea. En 1821 el prócer centroamericano, Francisco Morazán, quien vivió en David una parte de su vida, hizo la oferta de apoyar a la independencia de Panamá e invitó a líderes de aquella época para que se unieran a Centroamérica que se independizó el 15 de septiembre de ese año.
Aunque las ideas independentistas estaban germinando, los afectos panameños y los vínculos históricos estaban orientados hacia el sur del continente.
Apenas 56 días después de la independencia centroamericana, en La Villa de Los Santos, entonces segunda ciudad más importante del país, un grupo de patricios, tenderos, comerciantes, artesanos, jornaleros y pequeños agricultores, tanto hombres como mujeres, iniciaron una revuelta que llevó a la captura del cuartel español sin una sola víctima. En el acta del Consejo Municipal firmada ese día se declaraba la independencia, y se decidía la suerte del país uniéndolo a Colombia, el proyecto de federación promovido por Simón Bolívar. Luego de 18 días de negociaciones, la ciudad de Panamá se sumó a la gesta santeña, y el país se convirtió al régimen republicano con un mandato de unirse a Colombia. El 22 de febrero de 1822 se formalizó esta unión.
La Colombia de entonces no era la de ahora. Colombia nació por la integración del Distrito Sur (Ecuador), Venezuela y Nueva Granada.
Luego se le sumó Panamá. Esto es importante tenerlo en mente, porque la confusión de términos favorece la baja autoestima nacional. Panamá creyó en el proyecto bolivariano, y aunque Simón Bolívar estaba convencido que Panamá estaba destinada a desarrollar un papel de importancia mundial, el gobierno altamente centralista que presidió, o que dejó en manos de una camarilla de militares, estranguló la autonomía, así como la vida social y política de las naciones confederadas. La Colombia bolivariana se transformó en una Yugoslavia latinoamericana.
Las nuevas independencias
Tan temprano como 1826, los panameños hicieron un amago de zafarse del yugo de la confederación, pero Bolívar pudo más y convenció para seguir la unión. El 13 de mayo de 1830 se independizó el Distrito Sur y se convirtió en la República del Ecuador. Posteriormente, el 22 de septiembre de ese mismo año Venezuela se independiza de Colombia, lo que causó que el 26 de septiembre colapsara la confederación. En Panamá el general, médico e ingeniero José Domingo Espinar, hijo del arrabal santanero, declaró la primera independencia de Panamá de Colombia. El propio Bolívar, en sus últimos días, logró que Panamá regresara a la unión. Espinar se fue al exilio, y Bolívar murió el 17 de diciembre de ese año.
El 9 de julio de 1831, el general Juan Eligio Alzuru volvió a independizar a Panamá. Alzuru no tenía una vocación democrática, por lo que esto, sumado a la brutal respuesta militar de Nueva Granada, llevó a su fusilamiento unas cuantas semanas después de la independencia. Ese sería el inicio del método que Nueva Granada emplearía contra Panamá por las siguientes décadas.
En 1832 Mariano Arosemena y José de Obaldía lideraron otro movimiento independentista que contó con mayor apoyo popular. Arosemena quería que Panamá fuera anexada por Ecuador, mientras que De Obaldía proponía que el país se convirtiera en una nación “hanseática”, y que fuera un protectorado de Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Nueva Granada no tenía idea de este movimiento, pero los diplomáticos de Estados Unidos le informaron lo que estaba sucediendo en Panamá. La respuesta neogranadina consistió en el fusilamiento de todos los militares que simpatizaban con esta propuesta y los dos grandes líderes civiles tuvieron que exiliarse.
El esfuerzo independentista de mayor duración fue el iniciado por el general Tomás Herrera el 18 de noviembre de 1840. El Estado del Istmo de Panamá fue reconocido por Costa Rica y Estados Unidos. El país tuvo su propia Constitución, una universidad, su propia moneda, e instituciones que muy posiblemente habrían cimentado una democracia liberal robusta. La amenaza de una sanguinaria y brutal invasión de Nueva Granada contra Panamá, llevó a Tomás Herrera a clausurar el proyecto independentista en diciembre de 1841. En total Panamá intentó 17 veces independizarse en el siglo XIX, cuatro veces, lo logró.
El siglo XIX
En 1846, Nueva Granada y Estados Unidos firmaron el infame tratado Mallarino-Bidlack, por el cual básicamente Estados Unidos se comprometía a garantizar que Panamá no sería un país independiente, y a cambio Nueva Granada le concedió importantes derechos sobre Panamá, que servirían para construir el primer ferrocarril interoceánico del mundo, y el fundamento para la propuesta de construcción del Canal de Panamá. Por ese tratado, la gran mayoría de los movimientos secesionistas, levantamientos populares, o revueltas sociales en Panamá, serían reprimidas por tropas estadounidenses.
Durante el siglo XIX Nueva Granada enfrentó dramáticos hechos, como seis guerras civiles. En 1862 el país se cambió el nombre a Confederación Granadina en alusión al vínculo con el Estado Federal de Panamá. En 1863, se volvió a cambiar el nombre a Estados Unidos de Colombia, como una especie de imitación del gigante del norte, que en esa época precisamente enfrentaba una terrible guerra civil. Ese nombre debió ser una advertencia de lo que venía. En 1886 vino nuevamente un cambio de nombre el que todavía se mantiene República de Colombia.
La era de prosperidad que había llegado a Panamá con la construcción del ferrocarril (1850-1855) decayó cuando Estados Unidos inauguró su propio ferrocarril interoceánico (1869). Luego de esta caída Panamá despertó gracias al proyecto del Canal Francés, iniciado en 1880 y que para 1889 ya había concluido en un evidente fracaso. El país quedó sumido en una profunda crisis económica, y en un abandono de las autoridades bogotanas.
1903
El 17 de octubre de 1899 se inició una guerra fratricida entre las principales fuerzas políticas de ese país, conservadores y liberales, que incluyó acciones militares tanto en Ecuador como en Venezuela. Se le llamó la Guerra de los Mil Días. Fue un conflicto regional, ya que tanto los países centroamericanos como suramericanos apoyaron a los distintos bandos en el enfrentamiento bélico. Por ejemplo, Ecuador y Nicaragua apoyaron al Partido Liberal.
En el caso de Panamá los liberales tuvieron como principal jefe militar y civil a Belisario Porras, quien ganó casi toda la guerra en el istmo hasta que fue removido por la cúpula liberal, lo que llevó a la torpe batalla de Puente de Calidonia (21 al 26 de junio de 1900), en la que murieron más de 600 panameños. La Guerra de Mil Días causó más de 100 mil muertes. Colombia tenía unos 4 millones de habitantes.
En Panamá se estimó que al menos 1.6% de la población murió en el conflicto. La guerra terminó el 21 de noviembre de 1902, en la cubierta de un acorazado de la marina de los Estados Unidos. Panamá quedaba en la desolación y nuevamente en el olvido.
En el siglo XIX, Nueva Granada trató de vender Panamá a Estados Unidos o a Inglaterra. En 1850 lo intentó por 25 millones de dólares oro y en 1898 repitió el esfuerzo por 50 millones de dólares oro.
El loable propósito de este último intento de venta era pagar la deuda externa colombiana, y construir un ferrocarril que uniera a Bogotá a ambas costas de ese país.
Estados Unidos y Colombia empezaron a negociar un tratado para la construcción de un Canal por Panamá. El Tratado denominado Herrán Hay le pagaría a los franceses, quienes todavía tenían la concesión del Canal, unos 40 millones de dólares oro por dichos derechos. A Colombia le tocarían 10 millones de dólares oro y una anualidad de 250 mil dólares. El senado colombiano rechazó el tratado, en agosto de 1903, con la expectativa de que los franceses perderían sus derechos sobre la concesión, y que Estados Unidos le pagaría más a Colombia por el Canal. Sin embargo, los antecedentes de las dos ventas fallidas de Panamá estaban muy presentes.
En Panamá, el año 1903 no se presentaba particularmente esperanzador. El 15 de mayo el general Esteban Huertas y sus tropas juzgaron y fusilaron a Victoriano Lorenzo, violando el acuerdo de paz que había dado fin a la Guerra de los Mil Días, mandando un claro mensaje a los panameños.
Más adelante, el 25 de julio el ejército colombiano asaltó la imprenta de la publicación El Lápiz por sus críticas políticas. El ambiente estaba cada vez más enrarecido.
La noticia de que el senado colombiano había rechazado el tratado con Estados Unidos en agosto de 1903, fue el gran disparador. Un país en ruinas, con su población sometida a humillaciones constantes y condenada a la pobreza, decidió retomar su destino. A diferencia de la gran mayoría de los intentos secesionistas del siglo XIX, el esfuerzo de noviembre de 1903 tuvo como gran diferencia que el gobierno de Estados Unidos consideró que le era conveniente respaldar a los independentistas en vez de reprimirlos.
De no haber sido así, en noviembre de 1903 se habría cometido otra masacre de panameños hartos de un gobierno corrupto y opresor. El Canal se hubiera construido en Nicaragua, y Panamá habría caído en una espiral de violencia y venganza, una historia de guerrillas y paramilitares cómplices del narcotráfico, y la más absurda brutalidad.
El 3 de noviembre de 1903 y la independencia de este país fueron el resultado de 82 años de luchas y sueños. El país se mantuvo independiente gracias a un pacto faustiano, llamado tratado Hay-Bunau Varilla, que fue abolido en 1939. La lucha por la soberanía completa de este país culminó con otra independencia, la del 31 de diciembre de 1999.