El mundo evoluciona, pero pareciera que todavía existen temas que se han quedado en pausa y esto podría deberse a muchos factores, por ejemplo, el temor de incluir en las empresas a una persona que tiene una condición física, sensorial o cognitiva porque pensamos que será una carga, los problemas que podrían suscitarse si se accidenta, si se lastima o cómo podría manejar una situación determinada con respecto a la empresa.
Se ponen en duda sus habilidades: creencias erróneas de las capacidades que tiene una persona que presenta alguna condición; desconocimiento sobre las personas con alguna condición (esta última es la que más me costaría creer con tantos avances tecnológicos).
Hoy en día la tecnología accesible facilita el desempeño de las personas que tenemos una condición. En mi caso, tengo discapacidad visual y para escribir este artículo que ustedes están leyendo, mis queridos lectores, me apoyé en un lector de pantalla que se llama NVDA, que es uno de los más utilizados por las personas ciegas a nivel mundial.
Considero que las barreras se debilitan cuando damos paso a las oportunidades, a la disposición, al interés y voluntad de abrir la puerta a la inclusión en las empresas, instituciones u organizaciones.
Desde luego, tampoco es contratar por contratar, hay que capacitarse, es necesario preparar el entorno para incluir a un colaborador con una discapacidad, dependiendo de la condición que presente, y éstas pueden ser: discapacidad auditiva, discapacidad visual, discapacidad intelectual, o discapacidad física.
Ahora hablamos hasta de la discapacidad visceral, que consiste en alguna deficiencia en la función de órganos internos.
Es fundamental hacer un estudio de acuerdo con el perfil que busca la empresa, si conecta con las habilidades que tiene la persona con discapacidad. Es decir, la organización requiere un ejecutivo de ventas, esa labor desde un call center o en línea la puede hacer perfectamente una persona con discapacidad visual o discapacidad física, siempre y cuando cuente con las herramientas necesarias para que pueda desempeñar esta función.
Otro claro ejemplo: en ocasiones las empresas necesitan colaboradores que realicen mensajería, fotocopias de documentos, ordenar y archivar la documentación, entre otras actividades que son importantes para el crecimiento laboral... estas acciones las puede ejecutar muy bien una persona con síndrome de Down, autismo o los sordos.
El teletrabajo ya es otra alternativa para avanzar en la inclusión laboral de todas las personas; en muchos países se está implementando esta estrategia para que todos sean parte de la producción laboral.
Las empresas deben asesorarse con las entidades correspondientes para ejecutar un proceso adecuado de inserción laboral.
Aquí dejo algunas preguntas para que usted como organización, se autoevalúe y califique sobre cómo se encuentra en la inclusión laboral.
¿El personal maneja el lenguaje básico de señas?
¿Las instalaciones de su empresa tiene rampas adecuadas para las personas con discapacidad física?
¿Baños amigables para que cualquier persona pueda usarlos?
¿Los ascensores tienen sistema braille y una voz que indique los pisos para las personas ciegas?
¿El recurso humano maneja los conceptos y términos correctos para referirse a una persona con alguna condición?
¿Su empresa tiene habilitados los estacionamientos para que lo puedan ocupar las personas con discapacidad?
¿Las instalaciones de su empresa cuentan con las líneas podotáctiles para que las personas ciegas puedan guiarse con el bastón?
Después de este cuestionario, pregúntese: ¿Su empresa es realmente inclusiva? Tomemos en cuenta que no solo debe ser para los colaboradores, también para los clientes.
La autora es periodista, locutora, coach profesional y autora de libros.

