La integridad en la investigación



La investigación clínica desentraña enfermedades, tratamientos y complejidades sanitarias, y es crucial para el avance médico y social. Por ello, garantizar la integridad de la investigación requiere un compromiso consciente y consistente con las mejores prácticas y los principios, más allá del deseo de describir fenómenos epidemiológicos o casos clínicos.

La integridad de la investigación abarca pautas esenciales para que su calidad ética y científica se respalden mutuamente. Esto demanda atender a principios como la honestidad, minuciosidad, transparencia y responsabilidad en todas las etapas: desde el diseño del estudio hasta la difusión de resultados.

Lo opuesto de la integridad es la mala práctica e incluye faltas éticas, la invención, falsificación o plagio de datos, y autoría fantasma o donada. Los principios fundamentales de la ética en la investigación incluyen (entre otros) investigaciones con valor social y clínico, validez científica, el consentimiento informado de los y las participantes, y respeto por participantes y participantes potenciales. Las desviaciones de los conceptos de integridad y ética constituyen violaciones graves.

Quienes hacen investigación pueden desviarse de esos principios debido a presiones financieras o de avance académico, pues el mero número de publicaciones y citas que tiene una persona contribuye a definir la clasificación social o institucional de los y las científicos. Esto hace aún más importante que el avance en los estudios clínicos incluya un compromiso inquebrantable con la conducta ética y las mejores prácticas.

Sin ese compromiso, la credibilidad de las investigaciones que realizamos está en duda y socava la confianza del público en la ciencia, y limita el avance científico. La responsabilidad de la integridad recae tanto en las personas que investigan como en las organizaciones e instituciones, los comités y la comunidad científica en general.

Abordar este desafío demanda inculcar un fuerte sentido de responsabilidad ética en quienes hacen investigación desde las primeras etapas de sus carreras.

Al priorizar la capacitación ética e integridad científica desde el primer momento en su formación, especialmente en quienes estudian campos médicos, podemos garantizar que la investigación clínica siga siendo noble, que avance el conocimiento y, al mismo tiempo, priorizamos la seguridad y dignidad de los y las participantes.

El autor es investigadora en del Gorgas, del INDICASAT-AIP y de Florida State University Tallahassee


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