Hay circunstancias en la vida que sitúan a personas ante decisiones históricas. Esta es la situación de la jueza Baloisa Marquínez.
En su conciencia y manos está el momento histórico de devolverle la esperanza a los panameños en su sistema de justicia; aplicar y afianzar el principio, que nadie (incluyendo políticos, empresarios y funcionarios), “están por encima de la ley”; mandar un mensaje alto y claro: que en Panamá, “el que la hace y la paga”, y que se acabó la impunidad en Panamá.
Su decisión sobrepasará su prestigio personal y profesional. Escribirá su nombre, apellido y el de su familia, en la historia de la justicia panameña. Este fallo tranquilizará su conciencia y enaltecerá su dignidad humana.
Tenemos la esperanza que la jueza Marquínez sabrá sobreponerse a las presiones políticas y económicas. Por encima de ellas estará su conciencia y rectitud.
El caso Odebrecht, por sus fines, estructura de corrupción, cantidad de dinero y personas involucradas, es el caso de corrupción más vergonzoso en la vida del país.
Este es el momento que todos los panameños decentes, por todos los medios posibles, expresemos nuestro apoyo moral a la jueza Marquínez, para que sienta la preocupación, confianza y simpatía de la población, a excepción de los imputados y sus defensores. Se sabe que no están todos los que son, pero los que están son.
El autor es excontralor general de la República