El sábado 7 de octubre por la mañana, más de mil 500 terroristas palestinos salieron en tropel de la Franja de Gaza en una matanza por todas las ciudades, localidades y “kibutzim” a lo largo de la frontera.
Mientras algunos escuadrones comenzaban a masacrar a cientos de jóvenes pacíficos en un festival de fiestas “rave”, decenas de bandas se lanzaban a su matanza asesina de casa en casa, matando indiscriminadamente a niños, padres, abuelos, torturando, decapitando, incendiando y saqueando, secuestrando civiles, sembrando la devastación y el dolor en toda la región, en apenas unas pocas horas.
Estos terribles sucesos son claramente crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. Evocan para muchos las trágicas imágenes de la erradicación de los yazidíes por parte del Estado Islámico en la zona de Sinjar, en el norte de Irak.
El ISIS y Hamás, de hecho, comparten la misma ideología islámica radical, el mismo desprecio por la vida humana y los mismos medios extremadamente violentos y bárbaros para alcanzar sus objetivos.
La mayoría de los terroristas invadieron Israel en una misión suicida, y de hecho, la mayoría de ellos están muertos ahora.
Ellos perpetraron sus crímenes sabiendo, asumiendo que no volverían con vida, pero convencidos de que el brutal asesinato de judíos les abriría las puertas del paraíso. Notablemente, la carta fundacional de Hamás enfatiza explícitamente su agenda antisemita, destinada al exterminio de los judíos. Lo que hemos visto el sábado fue la clara implementación de aquello que buscan los partidarios de Hamás.
Los terroristas que atacaron a los israelíes el fin de semana representan sólo una pequeña porción de miembros activos de Hamás (y la Yihad Islámica Palestina), que constituyeron un ejército de terroristas, reclutados en su gran mayoría entre la población de Gaza, que ha mostrado mayoritariamente su apoyo a los dirigentes de Hamás.
¿De dónde proceden estos asesinos bestiales? ¿Quiénes son las madres y los padres que criaron estos monstruos? ¿Cuál es el proceso que permite a la Franja de Gaza producir tanto odio y violencia?
En 2005, Israel se retiró completamente de la Franja de Gaza, entregando las llaves a la Autoridad Palestina. En las elecciones celebradas en los territorios palestinos en 2006, los ciudadanos de Gaza votaron abrumadoramente por Hamás, lo que les permitió la toma violenta de la Franja de Gaza en 2007.
En los últimos 18 años, la población de Gaza hizo crecer y alimentó al monstruo de Hamás, que a su vez canalizó todos los recursos hacia el esfuerzo militar destinado a destruir Israel, en lugar de desarrollar la Franja y preocuparse por su bienestar y prosperidad.
Los partidarios de Hamás en la Franja de Gaza no creen en las libertades democráticas ni civiles. Su credo no es el diálogo y el compromiso, sino imponer su camino oscurantista a través de la violencia y el terrorismo.
La mayoría de los terroristas del sábado tenían poco más de veinte años, habiendo crecido en los últimos 18 años, en los cuales Hamás gobernó la Franja de Gaza. Recibieron su educación en sus escuelas, mezquitas e instituciones sociales. Los terroristas fueron criados con una constante exposición a una incitación incesante a asesinar judíos e israelíes, incluido el fomento del terrorismo, la glorificación de los terroristas, y la recompensa financiera de los asaltantes y sus familias. A menudo, las imágenes de Gaza muestran a los ciudadanos manifestando su alegría y repartiendo caramelos tras los ataques contra israelíes. Incluso en los últimos días, muchos gazatíes se mostraron regocijados por los crímenes bárbaros y participaron en la humillación de los judíos cautivos en la Franja de Gaza.
Al final de la guerra, la población de Gaza deberá elegir si quiere ser Hamás y continuar proporcionando el caldo de cultivo para los terroristas, o dejar de apoyar a Hamás y ponerle fin al sufrimiento de ambos lados.
Hamás y la Yihad Islámica Palestina iniciaron esta guerra con el respaldo del régimen de los Ayatolás de Irán y se la impusieron a Israel.
Israel tiene pleno derecho a reaccionar en defensa propia y proteger a sus ciudadanos frente a esta agresión bárbara por parte de enemigos que abiertamente buscan aniquilarnos.
No tenemos otra opción que ganar esta guerra luchando contra el monstruo y lidiando con él del mismo modo inflexible en que el mundo libre luchó y derrotó al Estado Islámico.
El autor es embajador del Estado de Israel