En días anteriores, este prestigioso diario publicó la primera parte de este artículo en el que expuse cuatro interrogantes básicas con el fin de plantear la idea de vislumbrar la posibilidad de que el gobierno de turno le dé una ojeada y analice la creación de una nueva capital para el país.
La ciudad que tenemos hoy día, no sé si alguna vez respondió a las necesidades básicas de la vida urbana de su población en este tiempo, y tampoco hoy responde de manera adecuada a los nuevos y modernos requerimientos de la administración pública. Es por ello que, en esta segunda entrega, esbozo tres nuevas interrogantes, referentes a qué otros aspectos son necesarios para que un nuevo gobierno pueda cumplir con la creación de una nueva ciudad capital para la República que sea vivible, inteligente, educadora y merecedora de sus ciudadanos.
Si esto ocurriera, la ciudad que hoy habitamos, la ciudad de Panamá, seguirá siendo lo que es y ajustará y especializará sus funciones, al estilo de otras ciudades del mundo que han vivido y viven procesos similares. Por ejemplo: Washington es la capital de Estados Unidos y Nueva York es la ciudad del comercio mundial y finanzas; Río de Janeiro seguirá siendo la ciudad del turismo y centro económico de Brasil, mientras que Brasilia es su capital; al igual que Sídney es destino turístico y centro financiero y corporativo de Australia, mientras que Canberra es su capital, etc. Las ciudades pueden especializar sus funciones y es prudente que lo hagan.
Quinta pregunta: ¿cómo o quién decide crear o desarrollar una nueva ciudad en cualquier país con inversión estatal?
Esto responde a una decisión del más alto nivel de gobierno. En nuestro caso, dado el sistema de gobierno establecido por la Constitución, sería a título del Ejecutivo, con una clara definición de propósitos, es decir, los motivos para desarrollar una nueva urbe como capital de la República. Así, esto se convertiría en un proyecto de Estado, con la consecuente macroinversión presupuestaria.
No sería la primera vez que se toman decisiones de la envergadura de inversión presupuestaria de la que menciono en este pequeño país, pero grande en atreverse a realizar proyectos mayúsculos tales como: la ampliación del canal, el metro de Panamá, puertos de diversas naturalezas, el embalse de Bayano, y otros.
Sexta pregunta: ¿para qué una nueva ciudad capital?
La respuesta a esta interrogante, la más importante en la idea de cualquier proyecto, independientemente de su naturaleza, es la filosofía que le da sentido, los verdaderos conceptos que la fundamentan, es decir, su razón de ser. A diferencia de las otras grandes inversiones que ha realizado y realiza el país, todas tienen iguales propósitos: brindar servicios, generar empleos y producir algunos ingresos al erario público.
Una nueva urbe capital, para el país, deberá estar dirigida, por lo menos, a lo siguiente:
Mejorar la calidad de vida de la población nacional y brindar un buen vivir, por lo menos: limpio, ordenado, seguro, justo, ameno y saludable.
Ser la nueva sede de gobierno del estado, ubicada al centro geográfico del país, para efectos del ordenamiento territorial, su dominio y administración.
Modernizar la administración del estado con acciones características de ciudades de primer mundo.
Desarrollar en la población una cultura generalizada de vida urbana, propia de ciudades del primer mundo y de este siglo.
Servir de modelo a seguir para el desarrollo y modernización de las ciudades del Istmo.
Ser el gran y nuevo centro de inversión y generación de empleos nacionales e internacionales.
Ser una ciudad capital que, por su estructura y cultura urbana, se ubique entre las más modernas, seguras, ecológicas, inclusivas y atractivas, por lo menos de América.
Séptima pregunta: ¿cómo se estructura una nueva ciudad?
Una vez decididos los propósitos y el posible emplazamiento, es decir, el sitio de ubicación, es necesario y sería la mejor de las decisiones al respecto y muy practicada por gobiernos, producir un concurso a nivel nacional e internacional para seleccionar, como es lógico, la mejor de las posibles propuestas que puedan cumplir con los más amplios requisitos planteados por el gobierno del Estado, en función de los propósitos establecidos y que producirán la nueva creación.
Espero que el gobierno de turno se tome un momento para leer y analizar la propuesta ciudadana presentada en esta idea, que solo busca hacer de la vida en las ciudades del país y de los panameños, una vida llena de la calidad que siempre hemos merecido.
El autor es urbanista.