“Todas las democracias liberales de la actualidad son, al mismo tiempo, oligarquías” (Jeffrey Winters, de su libro Oligarquía, publicado en abril de 2024).
Para definir correctamente el tipo de gobierno que se instaló el pasado 1 de julio del presente año, no basta con decir que es un “gobierno 100% empresarial” y que hubo un cambio significativo en la composición del “primer Órgano del Estado” (Asamblea Nacional). Es necesario, además, hacer una disección política de la oligarquía y otros actores del poder político de la República.
Panamá fue gobernada en sus primeros 65 años de existencia republicana, desde el punto de vista de clase social, por la burguesía liberal transitista y, políticamente, por la oligarquía del ancien régime. Mientras que los últimos 35 años posinvasión fueron dominados por la burguesía financiera como clase hegemónica y una plutocracia corrupta y clientelista, diversificada.
Si bien es cierto que la oligarquía se refiere, básicamente, “al poder de la riqueza” -al decir de Jeffrey A. Winters-, no todos los ricos forman parte de la oligarquía. La oligarquía está constituida por un grupo de personas unidas por vínculos familiares y de amistad, pertenecientes generalmente a una clase o “casta” social. También, la oligarquía se define como “la defensa de la riqueza por parte de los actores equipados materialmente” (Ibíd). Es decir, “la oligarquía se refiere al poder político de la riqueza” (Ibíd).
De lo anteriormente expuesto, se puede deducir que el gobierno de la oligarquía istmeña solo ha sido interrumpido en dos ocasiones: la primera, por el golpe militar (1968-1989) y, la segunda, por el “outsider” Ricardo Martinelli Berrocal (2009-2014). Los militares desalojaron a la oligarquía del poder político del Estado, pero la oligarquía y otros ricos conservaron el control del poder económico.
Martinelli, en verdad, es un político que ha amasado una fortuna millonaria y que está inscrito en el Club Unión; sin embargo, no forma parte integral de la “casta de la oligarquía”. De allí que forme parte, junto a los no ricos y los ricos a cargo del poder político, como una de “las tres principales amenazas de la oligarquía para defender su riqueza” (Ibíd).
¿Cuál es el punto? Que el gobierno de José Raúl Mulino está en disputa entre tres fuerzas políticas y de clase: la burguesía financiera y la oligarquía; las cúpulas de las entelequias políticas (ricos no miembros del Club Unión y lumpen diputados enriquecidos al rescoldo del erario); y los no ricos, formados por capas medias, representados políticamente por la coalición Vamos. ¡Así de sencilla es la cosa!
El autor es abogado y analista político.