“Señores usuarios no ahí sistema gracias”. Así reza un cartel pegado en la puerta de una de las dependencias de la Autoridad del Tránsito, según se ve en una foto colgada en una red social. Parece una broma, podría serlo, pero la respuesta de los demás usuarios no se hizo esperar: la retahíla de vacilones y quejas por la ortografía ajena formó un largo hilo.
A pesar de que el consejo bíblico dice que antes de ver la paja en el ojo ajeno mires la viga en el tuyo, los burlones usuarios de la ortografía de los otros, le cayeron en bonche al anónimo autor del comunicado cometiendo peores despropósitos ortográficos. Mirando el hilo, salvo dos o tres, el resto no se salva de que, como poco, les den su reglazo en la mano, no por la malamaña escrita (que también), sino por necios.
La mala ortografía es síntoma de pereza mental y poca lectura. Los talentosos burlones no hacen más que exhibir su insuficiencia ortográfica, poniendo de manifiesto su profundo desinterés por lo básico de nuestra lengua escrita. A cualquiera se le escapa alguna falta, pero el carrusel de barbaridades que escribieron en serio saltando al mismo vacío ortográfico que los de la ATTT, es terrible.
Mientras la Educación siga como está de apagada, y los clientelistas regalen bicicletas en San Miguelito, pasarán cosas como que en la banda que ostenta la presidente del Concejo Municipal, le escriban “consejo”, y ella se fotografíe tan reída e ignorante de lo escrito por déficit lector.
No se burlen y lean. No solo conseguirán una mejor ortografía, sino que alcanzarán criterio para saber que un voto no vale una “cleti”, que a los corruptos no hay que ponerles bandas de ningún tipo, y que la nitofilia es una práctica común del presidente y su gobierno, y la prueba está en su último discurso: una imagen irreal del país de los ciegos y sus poderosos tuertos.
El autor es escritor.