¿Cuántas veces vemos diariamente a los políticos refiriéndose a la política de forma macro, con cifras e índices generales que en la mayoría de las veces son imperceptibles en la cotidianidad de los ciudadanos? Obvio, no queremos señalar que ello no sea importante, ¡lo es!, pero la gestión pública palpable en el día a día de la gente es lo que determina el apoyo a los políticos o su rechazo.
Un ejemplo: en Argentina, el presidente Javier Milei enfrenta un momento de gravísimas condiciones económicas, y todo indica que va por buen camino a pesar de sus temerarias transformaciones. La inflación, uno de los principales males que aquejaba a los albicelestes, de nada servirían los indicadores macroeconómicos que hoy esboza Milei si ello no se reflejase en el estancamiento de precios que perciben los argentinos al momento de hacer mercado.
En la física, la teoría de la relatividad explica el universo grande: los planetas, las estrellas, la gravedad, etc. Por otro lado, la física cuántica trata de estudiar (descubrir y entender) el universo infinitamente diminuto: los átomos, moléculas, las partículas, etc. La política es similar, tenemos la política macro (la relativa) con sus grandes indicadores como el PIB, la inflación, el coeficiente de Gini, etc., y la política cuántica que hemos definido... la cual tiene que ver con la interacción de la política en la cotidianidad de las personas: desde abrir el grifo y que haya agua, que el servicio eléctrico funcione dentro del hogar, el gas, los precios en el mercado, entre otros.
La “política cuántica” se ha convertido en un enemigo de los políticos, quienes, tras sus gestiones públicas y el deterioro en la calidad de vida de sus connacionales, aseguran una mejoría en lo económico y social, atiborrándonos con mega cifras e índices imperceptibles en nuestro día a día.
Tal es el caso de Venezuela, secuestrada por el castrismo cubano. Allí, la desinstitucionalización y la partidización de las instituciones del Estado permiten a las autoridades públicas de esa nación vociferar dentro y fuera de sus fronteras estadísticas e índices de un supuesto milagro socialista de crecimiento económico y bienestar histórico, cuando en realidad, en la política cuántica, los venezolanos padecen de la peor inflación del planeta, más del 80% de la población carece de agua por tubería, hay escasez de gasolina y gas en un país netamente petrolero, racionamiento eléctrico, y pare de contar... ¡La realidad política es la palpable!
El autor es analista político.