La política exterior de Javier Milei



En las recientes elecciones presidenciales de Argentina, el político libertario, Javier Milei, logró imponerse sobre el candidato peronista, Sergio Massa, al obtener la victoria con el 56 % de los votos. En sus discursos de campaña, el entonces candidato libertario se destacó por su feroz oposición a cualquier tipo de intervención Estatal y por promover la libertad individual como el pilar sagrado de su futuro gobierno. A pesar de estas posturas firmes, su visión sobre política exterior quedó en un segundo plano durante los debates, generando incertidumbre sobre la dirección que tomará Argentina en el plano internacional bajo el liderazgo de su nuevo presidente.

Para entender la orientación que podría tener la política internacional de Milei, es necesario contrastar su ideología a la luz de las teorías de relaciones internacionales. Este ejercicio, sin embargo, se torna complejo debido a que, en el ámbito de las relaciones internacionales, los libertarios se concentran en la no intervención en asuntos internos de otros países y la promoción del libre comercio entre naciones, dejando de lado otros desafíos contemporáneos que enfrenta la comunidad internacional. Y aunque estos principios son compartidos con el liberalismo internacional, es probable que Milei se distancie de varios fundamentos de esta corriente de pensamiento o adopte posturas menos consistentes con su ideología.

En el contexto del cambio climático, por dar un ejemplo, las declaraciones de Milei sugieren una posible postura pasiva respecto al papel que Argentina desempeñará en la mitigación y adaptación de sus efectos. Aunque Milei no niega el cambio climático, sino que lo considera un fenómeno cíclico, el rechazo de la evidencia que demuestra que el ser humano ha acelerado sus efectos, proporcionada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, así como la reticencia a coordinar esfuerzos con organizaciones internacionales, podría resultar poco atractivo para el presidente argentino. En el mejor de los casos, Milei podría intentar abordar esta crisis mundial desde el ámbito individual, pero la poca sensibilidad ambiental demostrada al afirmar que una empresa es libre de contaminar los ríos sin reconocer los daños ambientales, indica que esto es poco probable.

En el ámbito comercial, Milei muestra una clara disposición a seguir fomentando el libre comercio internacional, pero solo con gobiernos afines a su ideología. Durante la campaña, declaró que no haría negocios con China y Brasil, basándose en su entendimiento de que ambos tienen gobiernos comunistas. El problema con este enfoque propio de la Guerra Fría es que las economías mundiales se han vuelto interdependientes con la globalización, de modo que, fomentar conflictos diplomáticos con los dos principales socios comerciales de Argentina podría acarrear graves consecuencias para las exportaciones de ese país, poniendo en riesgo la ambición de Milei de llevar productos argentinos a la mesa de todas las personas del mundo. Milei podría optar por dejar el funcionamiento de estas relaciones comerciales en manos de las empresas, pero éstas se enfrentarían con las barreras comerciales de ambos países.

En cuanto a la integración regional y al multilateralismo, Milei criticó el Mercado Común del Sur (Mercosur) debido a sus políticas aduaneras. Sin embargo, recientemente, el presidente argentino pareciera mostrar una posición menos rígida al apoyar la suscripción del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). Adicionalmente, la canciller Diana Mondino anunció las pretensiones de Argentina de unirse a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Estas aspiraciones podrían generar tensiones con la ideología libertaria, dado que la UE es una de las principales promotoras de los derechos humanos que van más allá de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, categorizados en muchas ocasiones como marxismo cultural. La participación en este acuerdo comercial podría estar condicionada a evitar retrocesos en algunos derechos considerados fundamentales por la UE. Por otro lado, la OCDE, promueve políticas de bienestar social y estándares fiscales justos, denominados peyorativamente como políticas de “infiernos fiscales” por algunos sectores libertarios.

Lo anterior demuestra que a pesar de que las políticas exteriores son ejecutadas por los Órganos Ejecutivos, existe una pluralidad de actores y estructuras que influyen en su materialización. La novedad del fenómeno Milei presenta un caso de estudio interesante porque pone a prueba la resistencia del discurso libertario con actores y estructuras globales que no dan espacio a posiciones radicales.

El autor es miembro de la Fundación Libertad


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