En la era digital actual, las Tecnologías de Registros Distribuidos – DLT (acrónimo de Distributed Ledger Technologies), han emergido como pilares fundamentales para revolucionar el mundo de las transacciones digitales. Estas tecnologías no sólo han innovado la forma en que almacenamos y compartimos información, sino que también han establecido nuevos estándares de seguridad, transparencia y eficiencia.
Las DLT, que incluyen tecnologías como Blockchain, Hashgraph y Holochain, entre otras, ofrecen una innovadora forma para registrar, validar y gestionar transacciones financieras y comerciales. La descentralización y la inmutabilidad (imposibilidad de modificar la información una vez que se incorpore a la base de datos), son algunas de las características que permiten a las DLT proporcionar una fuente de información transparente, especialmente para el registro de transacciones o intercambios de datos o activos entre pares, sin necesidad de intermediarios y de forma segura, mediante el uso de criptografía y verificación a través de diversos protocolos de consenso o de validación.
Blockchain, un tipo específico de DLT, es la que ha ganado la mayor popularidad, gracias a su capacidad para crear y verificar una estructura de datos que se almacenan secuencialmente en bloques, sobre diversos servidores informáticos o nodos interconectados e independientes, que adicionalmente, pueden gestionarse de forma anónima y sin intervención humana, a través de los llamados Smart Contracts o “contratos inteligentes”, que son protocolos digitales autoejecutables, y permiten mejorar la eficiencia y confianza en las interacciones digitales, al automatizar transacciones y eliminar el riesgo de manipulación humana.
Las sinergias entre la Blockchain y otras tecnologías avanzadas, como la Inteligencia Artificial (IA) y el Internet de las Cosas (IoT), abren aún mayores posibilidades para la innovación y la transformación digital en diversos sectores. Las aplicaciones de Blockchain son muy variadas, desde la gestión de datos de la cadena de suministros, donde empresas como Walmart, Carrefour, Amazon, FedEx, DHL, Maersk, entre otras, utilizan aplicaciones con Smart Contracts, para gestionar y optimizar sus procesos, hasta en la agricultura, donde, por ejemplo, automatizando y facilitando la trazabilidad de los suministros, a través del seguimiento pormenorizado de los productos, con el uso de oráculos o sensores IoT, que controlan temperatura, humedad, localización y otras condiciones físicas, durante toda la cadena de suministros, incluyendo la cadena de frío, transmitiendo la información a los contratos inteligentes y, en caso de desviaciones, ejecutar rechazos automáticos, garantizando así, la calidad y entrega a tiempo del producto final.
En el área de salud, múltiples han sido las aplicaciones, entre las que podemos destacar la de poder compartir registros médicos de forma autorizada, privada y segura, con los distintos profesionales o bien para prevenir la falsificación de medicamentos y rastrear su distribución hasta el consumidor final.
En el área financiera han sido numerosas las aplicaciones que se les han dado para transparentar y facilitar la digitalización de operaciones, como pagos, remesas internacionales, créditos, inversiones y, en general, para las múltiples transacciones financieras que requieran del manejo eficiente y seguro de la información y ejecución de las mismas.
J.P. Morgan Chase, uno de los precursores, desde 2015, en la adopción de tecnología Blockchain, inclusive desarrollando sus propias plataformas privadas como Quorum, utilizada para gestionar sus transacciones financieras; HSBC la ha venido utilizando para sus operaciones de comercio internacional, desde 2016; Bank of America, BBVA, BNP Paribas, Mitsubishi Financial Group, entre muchos otros, han venido adoptando esta tecnología para digitalizar y mejorar la seguridad de sus interacciones financieras. Por último, pero no menos importante, la tecnología ha tenido múltiples aplicaciones en todo el desarrollo del creciente auge de la banca sin agencias físicas o banca digital (neobancos), que operan con aplicaciones móviles a través de celulares o computadoras, y permiten bancarizar a los no bancarizados, así como para las Fintech e Insurtech y, más recientemente, las finanzas descentralizadas (DeFi), que ofrecen, aún en etapas tempranas, servicios financieros sin intermediarios, una especie de “Vending Machines Financieros” o para gestionar transacciones con múltiples criptomonedas, como el Bitcoin, que desde 2009 se intercambia de manera segura y, más recientemente, el uso de monedas digitales (CBDC, por sus siglas en inglés: Central Banks Digital Currencies), respaldadas por Bancos Centrales
En la gestión pública, aplicaciones, por ejemplo, para controlar el registro de propiedades inmobiliarias o patentes, operar transparentemente la distribución confiable de beneficios sociales y hasta para darle mayor confianza a los sistemas de votación, entre otras.
En Panamá, aunque un poco más tarde, ya comienzan a verse algunas iniciativas que muestran su disposición a subirse al tren tecnológico digital, en el área financiera, por ejemplo, Towerbank fue el pionero en declararse, un banco crypto-friendly y ofrecer una cuenta que permite gestionar monedas fiduciarias (fiat) y algunas criptomonedas (las stablecoins USDT y USDC, atadas 1:1 al dólar, así como BTC y ETH), y ofreciendo un espacio para la comunidad crypto (Blockchain Space), que busca facilitar el intercambio de ideas y experiencias en el uso de esta tecnología.
Adicionalmente, próximamente se desarrollará la Panamá Blockchain Week 2025, donde se espera reunir a reguladores y expertos de la industria, para analizar el futuro de la tecnología Blockchain para Latinoamérica. Esperemos que este evento sirva para cubrir las distintas facetas que ofrece esta tecnología, más allá de la vertical crypto y permita así, estimular un mayor entendimiento y desarrollo de capacidades tecnológicas, y compartir las mejores prácticas en el uso de las mismas, aplicables a diferentes sectores económicos del país, incluyendo las PYMES y la administración pública.
Aún cuando la tecnología Blockchain sigue en plena evolución, su potencial luce muy prometedor y apunta a convertirse en la autopista sobre la cual se desarrollarán, junto con otras tecnologías, gran parte de las innovaciones de la mayoría de sectores económicos, políticos y sociales, cuyas interacciones evolucionen por la vía digital, en la búsqueda de mayor confiabilidad y eficiencia, y acelerar así sus procesos de crecimiento y desarrollo, más acorde con el cambiante y cada vez más exigente devenir económico/social internacional. Un proceso en el que nadie puede quedarse atrás.
El autor es economista con maestría en Blockchain & Fintech.