Hace más de seis décadas, jóvenes panameños, enarbolando nuestra bandera y movidos por un espíritu patriótico inquebrantable, ofrendaron sus vidas en defensa de la soberanía nacional. Al conmemorar el 61.º aniversario de la gesta del 9 de enero de 1964, la juventud panameña enfrenta retos propios de nuestra era: un mundo hiperconectado, la crisis climática, la incertidumbre sobre los fondos de jubilación y crecientes tensiones geopolíticas que ponen en riesgo nuestros recursos estratégicos.
Estos desafíos, aunque significativos, no son las únicas pruebas que enfrentamos como nación. Existe una amenaza más sutil pero igualmente peligrosa: el olvido de que Panamá vive en cada uno de sus ciudadanos. En un panorama social cada vez más fragmentado por divergencias de opinión y polarización creciente, surge una inquietante pregunta: ¿hemos permitido que el significado del 9 de enero se diluya con el tiempo?
La soberanía no es una herencia pasiva, sino una responsabilidad activa que exige vigilancia constante y compromiso firme. Como un árbol cuyas raíces se debilitan por la indiferencia, una nación que pierde su sentido de pertenencia queda vulnerable a los vientos de intereses externos. Los mártires del 9 de enero nos dejaron una lección fundamental: la soberanía se defiende día a día, con unidad y determinación, en cada decisión y acción que asumimos como pueblo.
Es preocupante que muchos panameños desconozcan el significado profundo de esta fecha histórica, que marcó el rumbo de nuestra nación. Ciertamente, como lo han dicho filósofos como George Santayana, “aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Por ello, la defensa de nuestra identidad y recursos debe ser prioridad para la juventud, arquitectos del mañana y guardianes de nuestra herencia nacional.
La educación es un pilar esencial para fortalecer nuestro compromiso cívico. Este proceso trasciende las aulas y debe arraigarse en los hogares panameños, donde el patriotismo cobra vida y la historia se transforma de simples fechas en experiencias significativas que definen nuestra identidad nacional. Desde la separación de Colombia en 1903, pasando por la invasión de 1989, hasta la transferencia del Canal en 1999, cada hito nos recuerda que la independencia se construye con participación ciudadana activa y compromiso con nuestros valores fundamentales.
En esta era de creciente complejidad geopolítica y desafíos globales interconectados, es más imperativo que nunca que la unidad nacional y la conciencia histórica se conviertan en pilares inquebrantables de nuestra identidad panameña. Estas virtudes deben ser transmitidas con determinación a las futuras generaciones, fortaleciendo nuestro sentido de pertenencia y responsabilidad colectiva. Solo a través de este compromiso podremos enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio, adaptándonos sin perder nuestra esencia como nación soberana.
Las fechas históricas no deben reducirse a conmemoraciones en el calendario. Son faros que iluminan la importancia de defender nuestra soberanía y revitalizar los valores cívicos que forjan el orgullo panameño. En un mundo cada vez más interconectado, preservar nuestra identidad nacional es crucial para mantener nuestra independencia y autodeterminación.
El futuro de Panamá depende de nuestra capacidad colectiva para construir una nación verdaderamente soberana y consciente de su historia. Esto exige participación ciudadana activa, una demanda constante de transparencia gubernamental y la sabiduría de aprender de las lecciones del pasado. Construyamos juntos un Panamá de ciudadanos comprometidos, donde cada acción y ejemplo cotidiano fortalezca nuestra identidad nacional.
La construcción de un Panamá soberano requiere más que memorias y conmemoraciones; demanda acciones concretas y sostenidas. Necesitamos ciudadanos que no solo conozcan nuestra historia, sino que la comprendan profundamente y actúen en consecuencia. El compromiso con nuestra soberanía debe manifestarse en todos los aspectos de la vida nacional, desde la educación hasta la gestión de nuestros recursos estratégicos.
¡Por un Panamá sin olvido! ¡Por un Panamá donde cada ciudadano sea guardián activo de nuestra memoria histórica y arquitecto de nuestro destino común!
El autor es egresado del Laboratorio Latinoamericano de Acción Ciudadana 2023.