María Gregoria Ruiz. Nombre de la tía panameña del escritor Gabriel García Márquez.
Ella nació en 1886, año en que también nació el primogénito del matrimonio de quienes serían los abuelos maternos del escritor y figuras protagónicas en Cien años de soledad.
Isabel Ruiz, madre de María Gregoria, fue “el verdadero amor” del coronel Nicolás Márquez, personaje de muchas obras del escritor e incluso protagonista de El coronel no tiene quien le escriba, asevera el biógrafo de García Márquez (1927-2014), Gerald Martin, escritor y profesor inglés.
Nicolás Márquez Mejía residió en nuestra ciudad por unos meses durante 1885, en compañía de un tío materno (José María Mejía Vidal), y conoció a Isabel Ruiz, con quien tuvo una relación de 52 años, que concluyó con la muerte de Nicolás, en 1937. Nicolás Márquez fue terrateniente, político, orfebre y obtuvo el rango de coronel por su actuar del lado colombiano en la Guerra de los Mil Días.
En esa tía y en el conocimiento de esa historia de amor, se encuentra el origen de la pasión por Panamá del literato. Su abuelo y héroe, en el istmo, “emprendió una de las aventuras amorosas que más lo marcaron”, precisa Martín, en su obra monumental. Por años, he tratado de corroborar esta historia con el Registro Civil y la Iglesia Católica, aunque por ahora nada se ha hallado.
Martín, no obstante, desarrolló por casi dos décadas una biografía (no oficial) con mucha investigación, entrevistas y con información suministrada por el propio Gabo.1885 es un año crucial en Panamá. Fue ocupado por tropas de Estados Unidos (EU) en medio de la construcción francesa del Canal, bajo el mando de Fernando de Lesseps. Al dejar desprotegido el país Colombia, hubo una intentona separatista, ante lo cual EU, recelosa de Francia, invadió, y un buque de la Armada chilena se desplazó para un contrataque.
1885. El joven de 20 años deja en Colombia a su esposa Tranquilina Iguarán Cotes, embarazada de Juan de Dios. Meses después, Isabel Ruiz queda encinta en Panamá, mientras Nicolás regresa a La Guajira en 1886, cuando recién ha nacido su hijo con Tranquilina.
Los hijos fuera del matrimonio y por la experiencia del abuelo –sostiene Martín- fueron una obsesión del escritor y su obra, expresada de forma sistemática y permanente.El día del velorio del coronel una mujer suplicó a Tranquilina que le permitiera ver el cadáver. La abuela le tiró la puerta con la siguiente expresión: “Los cadáveres son solo para las esposas, para las esposas legìtimas”. La mujer rechazada era Isabel Ruiz, quien vivía en Aracataca. Antes se había instalado en la Ciénaga, donde la familia Márquez Iguarán residió unos años.
El escritor le relató a su biógrafo que la abuela era muy celosa y muy inquisitiva de qué lugares y personas visitaba con su abuelo en largas caminatas. Nunca le dijo a Tranquilina que vio al abuelo sentado en la sala de una casa cercana con los modos como si él fuera el dueño.
La abuela le advirtió que nunca debía hablar con una niña con la que compartía clase. “Tú y ella nunca deben casarse”. Gabo no pudo confirmar, pero Martín lo deja en el aire: era la nieta de Isabel Ruiz y Nicolás Márquez.
El autor es periodista y filólogo.