El título de este artículo lo he tomado de una de las canciones de nuestro Rubén Blades.
Facundo Cabral tiene también una frase muy suya: “si quieres hacer reír a Dios, ¡cuéntale tus planes!”.
Por supuesto que yo soy un ser razonablemente organizado y planificador, pero puedo dar fe que tanto Blades como Cabral tienen 100% de razón con sus conocidos dichos.
¿A qué viene todo esto? A que la política es un tema que nos afecta a todos, la política nos da muchas, pero muchas, sorpresas.
Como miembro del grupo que fundó La Prensa, contribuí a traer a Panamá la primera encuesta política independiente y científica. Pagamos caro haberlo hecho porque iniciamos el sistema con poca credibilidad, pero poco a poco, con más y más aciertos, fuimos sirviendo al país, ofreciendo fotos de momentos precisos, que permitían a todos proyectar tendencias.
Sin embargo, en esto de las encuestas, como hemos visto en más y más países, “la vida te da sorpresas”.
Según las encuestas de La Prensa (las únicas no contratadas ni pagadas por un político o agrupación política), tenemos un cuadro bastante fuera de lo común: aparece liderando una persona, quien por su figura y personalidad no es capaz de generar un solo voto personal. Siempre se ha dicho y confirmado con hechos que los liderazgos extraordinarios no son – ni pueden ser – delegados. Tan así es, que este candidato no se presenta a ningún debate porque sabe que todo lo que diga solo producirá votos en contra. Este hecho no es común para nada... y, por ende, es difícilmente pronosticable.
Luego, hay tres candidatos PRD con distintas vestimentas jurídicas, eso no es para nada común, por lo que también es difícilmente pronosticable.
Además, hay otros tres candidatos totalmente distintos uno del otro, que presentan en las encuestas un empate técnico; otro hecho que ciertamente no es común.
Y, finalmente, a días de las elecciones, un cuarto de la población (según la encuesta) no ha decidido por quién votar. No creo que esto se haya dado nunca en esta proporción con tan pocos días antes de las elecciones. No tiene nada de común y, por supuesto, muy poco pronosticable.
Como si esto fuera poco, una porción enorme del electorado es joven y mostró recientemente en la calle que es activo poder ciudadano. Esto tampoco es corriente, por lo que es otro factor poco pronosticable.
Así las cosas, mi conclusión sobre lo que serán los resultados de las elecciones es una sola: serán una sorpresa.
La base del sistema democrático de gobierno es que usualmente el pueblo -la mayoría ganadora - tiene mejor juicio que cualquier individuo, por más inteligente y educado que este sea.
Como fiel creyente del sistema democrático, siento profundamente que este principio es cierto, y reconozco también que los pueblos se equivocan a veces, pero aún así se equivocan mucho menos que los individuos muy preparados.
Reitero mi fe en el juicio colectivo del pueblo de mi Panamá.
Siento que este pueblo va a dar una sorpresa que terminará siendo juiciosa.
¡Así es mi Panamá!... y por eso he luchado tanto… por nuestro defectuoso pero libre sistema democrático.
El autor es presidente fundador de La Prensa.

