Las ideologías y la crisis del IVM



En días atrás escuchaba a un distinguido representante del empresariado nacional argumentando sobre la crisis del programa Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja de Seguro Social. Al final decía que este tema lo quieren ver algunos desde el punto de vista ideológico. Por otro lado, los de izquierda argumentan que los patronos y los gobiernos deben sufragar la seguridad social y los de derecha aspiran a que cada ciudadano sufrague con sus cuotas y sus ahorros el costo de su seguridad social.

Eso son los argumentos de fondo o ideológicos del tema de ambos grupos. Para unos la solidaridad es la que todo lo conduce hacia mi persona y para otros el individualismo es la vía de “arréglate tú, como puedas”. Y todos van a misa de sus respectivas iglesias y juran amor al prójimo. Unos y otros se ubican en países de realidades y costumbres que no son ni serán las nuestras. Unos aspiran a la realidad cubana, venezolana o nicaragüense, otros se imaginan que viven en Miami o New York, y en ambos extremos resulta que hay matices grises más moderados.

Opino que como ciudadanos debemos ubicarnos en nuestra realidad latinoamericana. Somos un país rico al igual que otros pocos, pero con una inequidad escandalosa en la distribución de los ingresos y con una pobreza que raya el 32% de la población, con malos servicios de salud, una educación deficiente, y un alto costo de la vida que, además, mantiene un nivel de desempleo preocupante por el grado de inseguridad que promueve y todo esto agravado por el narcotráfico y la corrupción.

En medio de esa realidad social y económica, el querer suplantar la solidaridad por el individualismo es lo que hacen los suicidas que abordan el avión con una bomba. Eso sí es una connotación ideológica. Para mí los gobiernos son para brindarle la oportunidad de desarrollo a todos los ciudadanos: empresarios, trabajadores, niños, jóvenes y ancianos.

En un futuro, que no debe ser lejano, con una población con mejores valores, cultura y educación, el individualismo ético tendrá cabida con relaciones humanas más tolerantes.

Pretender, dentro de ese panorama descrito, distribuir lo que no se produce y no se tiene o quitarle lo poco que tienen muchos, para seguir promoviendo la mala distribución de los ingresos del estado y entregándoselos a unos pocos es, por concepción ideológica de unos y otros, llevar al país a una situación de enfrentamiento innecesaria.

No se puede pretender tomar los recursos del fondo mixto de pensiones de una juventud que hoy día, en cuanto al valor de sus futuras pensiones, tiene un futuro muy incierto.Tampoco es inteligente aprovechar la coyuntura para introducir reformas al IVM, que quizás tengan intenciones aceptables en otro momento económico y social del país, pero que hoy sería retroceder también en esos dos aspectos.

El querer aprovechar, unos y otros, con diferentes objetivos, un nuevo gobierno para satisfacer sus apetitos de grupo o individuales, y ello en momentos de juicios y condenas, sin que nadie pague por los delitos, es pretender ignorar las imputaciones por Odebrecht, los subsidios a promotores de turismos por miles de millones, el pago de 800 millones del subsidio del arroz que no existe, los 400 millones de las juntas comunales del período de 2014-19, los 320 millones de la descentralización paralela, los cientos de millones de los auxilios económicos, y todo ello sin institucionalidad, eso sería remar en el sentido inverso al bienestar del país.

Ya la población tiene los siguientes slogans: no me toques un centavo de mi pensión, mete preso a los ladrones y después me hablas de aumentar la cuota y agregar años o densidad de cuotas; dame mis citas, mis cupos de cirugías, mis medicamentos y después hablamos de sacrificios.

Lo viable es la capitalización del IVM por parte del Estado con los recursos que las instituciones públicas y privadas obtienen de nuestra posición geográfica y con parte de los recursos que se obtienen de la racionalización del gasto, combate a la corrupción, el clientelismo y la burocracia, sin afectar la inversión, etc. Y hasta sobraría dinero.

Todo lo anterior tendría que ser acompañado por una reestructuración de la parte administrativa de la CSS, iniciando por las funciones de la junta directiva de la CSS, haciendo realidad el sistema único de salud, eliminando la burocracia de su planilla, mejorando su rendimiento y eficiencia, a la vez que facilitanto el seguro voluntario y de informales, y mejorando la inversión de sus reservas futuras, garantizando su verdadera autonomía y sacando la política de su funcionamiento, etc.

Elaborar un programa revisable cada 5 años, iniciando en 2029, de ajustes mínimo a la cotización, número y densidad de cuotas por profesión y manteniendo el aporte estatal para lograr la cobertura y pensión universal.

El autor es médico.


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