En la cena inaugural de la recién concluida CADE 2023 de Apede, tuve la oportunidad de escuchar a Axel Kaiser, abogado y activista chileno de la ideología austroliberal. El profesor Kaiser, consecuente con su creencia basada en las enseñanzas de Friedrich Hayek, fundador de la Escuela Austriaca, desestimó la necesidad de reducir las desigualdades económicas o sociales, afirmando que tal afán conducía inevitablemente al autoritarismo y al fracaso económico propio de países como Venezuela y Cuba.
La filosofía política y económica ha estado dividida durante mucho tiempo entre aquellos que defienden, por un lado (como el profesor Kaiser) la libertad individual y por el otro, la igualdad económica y social, por lo cual me ha parecido oportuno compartir los elementos de este debate de manera objetiva
En el siglo XX, dos de las teorías más influyentes en este ámbito han sido, por un lado, el mencionado Friedrich Hayek y por el otro, la del filósofo norteamericano John Rawls.
En su libro Una teoría de la justicia, John Rawls propone un concepto de justicia social que se basa en dos principios fundamentales: el principio de la libertad igual y el principio de la diferencia. El principio de la libertad igual establece que cada persona debe tener el derecho a las mismas libertades básicas que todos los demás, sin excepción. El principio de la diferencia, por otro lado, establece que las desigualdades económicas y sociales solo son justificadas si benefician a los menos afortunados en la sociedad, basada en la idea de que todas las personas deben tener igualdad de oportunidades para perseguir sus objetivos y bienestar, y que la justicia social se logra a través de la igualdad económica y social.
Según Rawls, el Estado tiene un papel importante en la redistribución de los recursos para asegurar que todos tengan igualdad de oportunidades. Además, la igualdad económica y social asegura que cada persona reciba una recompensa justa por sus esfuerzos y habilidades, sin verse limitada por su posición socioeconómica.
Por otro lado, Hayek defiende una teoría libertaria que se opone a cualquier forma de intervención estatal en la economía. Según esta teoría, las desigualdades económicas y sociales son el resultado natural de la libre competencia y el mercado, y cualquier intento de redistribución de la riqueza y la propiedad es una violación de los derechos de propiedad del individuo, llevando a la tiranía y la pérdida de libertad.
Hayek sostiene que el mercado es el mejor mecanismo para asignar los recursos y que cualquier intento de intervención estatal en la economía genera distorsiones y desequilibrios que perjudican a los consumidores y a los productores. Además, Hayek defiende que la libertad individual es el valor más importante y que cualquier intento de limitarla en nombre de la igualdad o la justicia social es una amenaza para la libertad y la prosperidad de la sociedad en su conjunto.
En el mundo real se constata que probablemente Rawls tenga más razón. El estudio más conocido sobre este tema fue realizado por los economistas Berg y Ostry, del Fondo Mundial Internacional (FMI) en 2011.
Concluyeron que un aumento del 10% en la desigualdad de ingresos se asocia con una reducción del 0.5% en la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) per cápita a largo plazo y que la distribución más igualitaria de los ingresos estaba asociada con una mayor duración de los períodos de crecimiento económico y una menor frecuencia de crisis financieras.
La teoría detrás de esta relación se basa en la idea de que la desigualdad de ingresos puede tener un impacto negativo en la movilidad social y la inversión en capital humano, lo que a su vez puede disminuir la productividad y el crecimiento económico.
En última instancia, la discusión entre Rawls y Hayek representa una tensión fundamental en la filosofía política y económica entre la igualdad y la libertad. Es importante tener en cuenta que esta discusión no tiene una respuesta fácil o definitiva, sino que es un tema de debate continuo entre los que buscamos implementar el mejor modelo de desarrollo económico y social.
El autor es médico salubrista