Están empezando. Ha habido algunas emisiones a nivel internacional, pero aún son pocas. América Latina no llega tarde al, todavía incipiente, mercado de bonos de género. Llega a tiempo.
Más allá de ser un producto financiero de renta fija, los bonos de género están sujetos a la misma regulación financiera y de mercados de capitales que un bono tradicional, pero tienen como objetivo cerrar brechas de acceso de las mujeres al mercado laboral, a posiciones de liderazgo o a financiamiento. Lo interesante de este instrumento financiero es que se pueden articular financiando a compañías que cumplan con alguno de estos tres objetivos: que estén dirigidas por mujeres, que ofrezcan productos o servicios para ellas o que estén comprometidas con fomentar la igualdad.
Estos bonos, además, siguen los principios de los bonos sociales acordados por la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA, por sus siglas en inglés), contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, y están verificados por entidades externas e independientes conocidas en el mercado como opiniones de segundas partes.
Este tipo de bonos, además, son uno de los múltiples productos de inversión con lentes de género (conocido como gender lens investing en inglés) que, sin renunciar a los criterios de rentabilidad, persigue empoderar económica y socialmente a la mujer. Hasta la fecha se han realizado pocas, pero muy exitosas emisiones de bonos de género, principalmente en Australia y Canadá. Ahora, por primera vez, entra en juego América Latina. Y más concretamente, Panamá.
Banistmo, filial de BanColombia y segunda entidad financiera de Panamá, está emitiendo bonos de género por importe de $50 millones en títulos a cinco años. BID Invest, el banco del sector privado del Grupo BID, ha estructurado la operación, además de adquirir el 100% del bono. El objetivo de los fondos recabados mediante esta emisión es financiar a pymes lideradas por mujeres y, más concretamente, aquellas que facturan entre $12 mil y $10 millones anuales.
Para lograrlo, Banistmo se apoyará en la estrategia de promoción de igualdad de género que lleva impulsando hace varios años, tanto dentro de la organización como a través de sus operaciones. Concretamente, empezó a diseñar su estrategia de género en 2016, lanzando en 2018 el programa Impulsa, con el objetivo de promover el acceso a servicios financieros y no financieros por parte de las mujeres empresarias y emprendedoras de Panamá. El programa Impulsa contó con el apoyo de BID Lab, el laboratorio de innovación del Grupo BID, y combina acceso a productos financieros, acciones de capacitación, y alianzas de colaboración con diferentes redes profesionales de mujeres y otras asociaciones promotoras de la igualdad de género. A la fecha, Impulsa ha realizado talleres de capacitación para más de mil mujeres, con la participación de 100 colaboradores sensibilizados con la igualdad de género, involucrándose 50 de ellos como mentores.
Hoy en día, este segmento objetivo representa para Banistmo casi el 50% de sus clientes pyme, con una cartera de $300 millones. A través de los recursos conseguidos con este bono, se espera un crecimiento del 6 % anual. Banistmo, que posee el sello panameño de igualdad de género y se adhirió a los Principios de Empoderamiento de la Mujer de la ONU, también forma parte de la Alianza Financiera para la Mujer (Financial Alliance for Women, en inglés), un consorcio de más de 50 instituciones financieras de todo el mundo que tienen programas y productos específicos de apoyo a la mujer.
Esta operación, que cuenta con una segunda opinión de la empresa Vigeo Eiris, tiene la posibilidad de contribuir a cuatro Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, y es la primera operación de este tipo en América Latina. Antes de este, solo ha habido cuatro bonos similares con entidades del sector privado. Las dos primeras fueron en Australia, con el banco National Australia Bank (NAB) y la empresa aseguradora QBE; le siguió el banco canadiense Imperial Bank of Commerce y el turco Garanti Bank.
Lo importante ahora es no parar. Hagamos que otras entidades inviertan con enfoque de género, porque la sociedad lo demanda, los inversores lo quieren y nuestra economía y nuestro desarrollo lo necesitan. Ningún país puede permitirse el lujo de infrautilizar un activo tan valioso como la mujer, que supone el 50% de la población mundial y que, sin embargo, solo contribuye al 37% del PIB, según datos de McKinsey. Hay que romper ese techo de cristal para que nada detenga al valor que, tanto hombres como mujeres, en justo equilibrio, pueden construir.
La autora es directora general de negocio de BID Invest