La Fundación Ciencia en Panamá, constituida al cabo de seis años de trabajo voluntario de científicas y científicos panameños, ha podido asumir de manera orgánica la labor que venía desarrollando. Hoy opera con una visión y una misión claramente establecidas, que le permiten formalizar sus objetivos y desarrollar un plan de acciones reconocido por la sociedad a la que sirve.
Nuestro ingreso a esa condición coincidió con la demanda de un mejor presupuesto en ciencia y tecnología. A partir de allí, pasamos a la defensa de mayor equidad y reducción de las brechas de género en todas las ciencias. Esto incluyó la visibilización de tantas científicas que durante años han realizado su trabajo callado y constante, en un ecosistema de ciencia representado principalmente por figuras masculinas. Para esto, enfocamos parte de nuestros proyectos en la mentoría de niñas y jóvenes que anhelan seguir una carrera científica, pero no conocían que había mujeres en las áreas del conocimiento liderizando investigaciones, trabajos y siendo pioneras en tan diversos campos en Panamá.
Por otra parte, la pandemia contribuyó a incrementar la presencia de rostros y voces científicas en los medios de comunicación, divulgando, educando y compartiendo desde sus áreas de conocimiento todo lo que pudiera sumar para encarar una situación extraordinaria, y enfrentado la desinformación rampante en todas las formas de comunicación. Sin embargo, la acción más relevante consiste en incorporar a la ciencia en la toma de decisiones de interés público.
Ciencia en Panamá busca incidir en la formación y formulación de las políticas públicas mediante tareas de divulgación, educación y asesoramiento. La formación de políticas con la participación de todos los sectores involucrados permite obtener un producto sostenido por el consenso de todos para hacerlas realidad. En cambio, las propuestas que no son consultadas con todas las partes carecen del sustento y el respaldo necesarios para su formulación y ejecución.
La perspectiva del año que viene nos permite tener un faro que ilumina la dirección en la que deseamos navegar. Aun así, el timón requiere del trabajo en armonía de todos los tripulantes para llegar a puerto seguro. En nuestro caso, ese puerto es el del desarrollo en términos de equidad, garantizando el aporte de la ciencia a la sustentación de las decisiones tomadas.
La autora es catedrática de farmacología y presidenta de Ciencia en Panamá