Durante meses, se ha venido discutiendo los términos y condiciones del controvertido contrato minero. Como joven panameño, no puedo ignorar este tema.
Nos encontramos frente a un acontecimiento de suma importancia que plantea uno de los desafíos más serios que nuestra nación ha enfrentado recientemente.
La encrucijada histórica nos remonta a una situación análoga a la que vivimos con el conocido Tratado Hay-Bunau Varilla, que otorgó a los Estados Unidos el uso perpetuo de áreas adyacentes a lo que sería posteriormente la vía interoceánica.
La repetición de esta cesión de territorio no puede ser tolerada sin una enérgica respuesta de parte de los panameños. Es imprescindible preservar nuestra soberanía y defender nuestros recursos. Es preocupante que se haya hecho caso omiso del contundente rechazo ciudadano al contrato minero. Como joven, considero lamentable la actitud de los diputados, quienes han aprobado un contrato que afectará a las presentes y futuras generaciones.
La economía panameña tiene el reto de diversificar sus fuentes de ingresos económicos. La minería no debe considerarse una opción viable. Nuestro país, en comparación con otras naciones mineras, es de dimensiones modestas. Aún así, hoy enfrentamos el impacto de la minería a cielo abierto. Esta actividad minera está afectando nuestra biodiversidad y nuestro medio ambiente.
La historia de Panamá nos brinda un testimonio sólido del espíritu resiliente y comprometido de su pueblo. A lo largo de los años, hemos enfrentado desafíos significativos. Hemos demostrado tener la tenacidad para superarlos. Este legado de determinación y unidad en tiempos de adversidad debe ser un faro que nos guíe en la actualidad.
Es imperativo que aprovechemos este legado para abordar con eficacia las preocupaciones relacionadas con la ineficiencia gubernamental. La historia nos ha enseñado que cuando los panameños se unen en torno a un objetivo común, somos capaces de superar obstáculos aparentemente insuperables.
La riqueza de Panamá se manifiesta de manera innegable en su vasto patrimonio natural. Nuestras densas selvas, la diversidad de nuestra fauna y de nuestra exuberante flora son tesoros invaluables. Estos activos no solo son motivo de legítimo orgullo, sino que también representan un recurso de un valor incalculable que no debe subestimarse. Preservar y proteger nuestros recursos naturales es invertir en nuestro futuro y en la herencia que dejaremos a las generaciones venideras. La conservación de estos tesoros naturales no solo es un deber, sino también una oportunidad para asegurar un desarrollo sostenible y una mayor calidad de vida para todos los panameños. Nuestro compromiso con la preservación de nuestro entorno es fundamental para asegurar un futuro saludable y próspero para todos los panameños.
Es preocupante la actitud de nuestras autoridades. Hacer caso omiso a las voces de su ciudadanía muestra desconexión y deficiencia en su gestión. Es lamentable cómo se ignoran las opiniones y las demostraciones de rechazo del pueblo a este contrato.
Desde el corazón de un joven que anhela lo mejor para su país y para sus hermanos, no podemos quedarnos indiferentes en esta encrucijada. Es hora de unirnos, de alzar la voz en un solo coro de dignidad y patriotismo.
Cada paso que demos, cada protesta pacífica, cada conversación que tengamos con nuestros compatriotas, nos acerca un poco más a un Panamá en el que nuestras tierras permanezcan intactas, en el que nuestras selvas florezcan y en el que las voces del pueblo sean escuchadas y respetadas.
Somos la esperanza de un futuro mejor. Nosotros, la juventud, tenemos la energía y la pasión para cambiar el rumbo de nuestra nación. Luchemos por un Panamá libre de la amenaza de la minería y de la usurpación de nuestras tierras. Juntos, podemos construir un Panamá más fuerte y soberano.
Aceptemos el desafío; asumamos la responsabilidad; y trabajemos incansablemente para proteger lo que es nuestro. Unidos, no pueden ignorarnos. Luchemos por un futuro en el que nuestras selvas y nuestra gente florezcan en armonía. El tiempo es ahora y, juntos, podemos lograrlo. ¡Adelante, por un Panamá mejor!
El autor es egresado LLAC 2023