Los retos de Panamá como centro logístico y marítimo



El mundo se encuentra en constante evolución, por ello para analizar las perspectivas de los cambios que Panamá ha vivido y enfrenta, es esencial reflexionar sobre la modernización y adaptación que se requiere, para propiciar las oportunidades de un centro logístico, portuario y marítimo de vanguardia.

Debo iniciar destacando que Panamá ha logrado posicionarse como líder en logística regional, cierto es, que contamos con una privilegiada ubicación geográfica, que históricamente ha sido aprovechada para el intercambio comercial, lo que sin duda permite contar con múltiples activos logísticos que sumados a las ventajas competitivas que generan, le colocan como un centro logístico natural, encabezando por ello los índices internacionales del Banco Mundial y del Foro Económico Mundial, para la región.

Lo anterior se confirma en los resultados del Índice de Desempeño Logístico 2023 del Banco Mundial, este índice de percepción analiza la eficiencia logística de más de 100 países en todo el mundo, destacándose Panamá con un índice de 3.1, posicionándose así como el segundo país de la región después de Brasil, lo que demuestra el sólido desempeño logístico de Panamá en la región.

Y si hablamos de calidad de infraestructura portuaria, ocupamos la posición número 2 de la región, según la Comisión Interamericana de Puertos de la Organización de Estados Americanos.

De igual forma, debemos tomar en cuenta el papel del Canal de Panamá y su expansión, como motor clave y medular del desarrollo del hub logístico, portuario y marítimo del país. Es por ello, que, para desarrollar una visión de futuro, se debe mirar más allá de los indicadores mencionados, requerimos evaluar el desempeño basado en realidades integrativas, dentro de un análisis enfocado en la mejora de las capacidades logísticas, porque, si algo es claro, es que no hay certeza para determinar que los componentes mencionados anteriormente, serán los decisorios para un futuro promisorio, por lo que planteamos un mecanismo transformador: la inteligencia adaptativa.

Y aquí hago un alto para precisar, que no se trata de resolver asignaciones o tareas a través de una inteligencia artificial, como ChatGPT, Bing o cualquier otra, al que le debemos incluso colocar un buen prompt; es decir, un comando integrador, para que genere resultados aceptables. Tengamos claro, que, si a la inteligencia artificial no le hacemos la pregunta correcta o insertamos los algoritmos adecuados, no podremos aprovechar toda la tecnología a nuestra disposición.

Es por ello que se diseña el desarrollo del concepto de la inteligencia adaptativa, porque es necesario valorar el componente primario de esta fórmula para obtener los resultados correctos, las personas. Es cierto que hay que convivir con otro tipo de inteligencia, la artificial, pues el uso de las tecnologías se ha hecho imprescindible, pero las máquinas carecen de emociones naturales, intuición predictiva natural y juicio humano, al menos por ahora. La integración genuina de las personas, respaldada por las plataformas tecnológicas adecuadas y las experiencias integradoras de los organismos internacionales, será esencial para nuestro éxito.

Para transitar por este desarrollo, Panamá necesita realizar inversiones oportunas en tecnología, y reitero inversiones, no gastos, porque si adquirimos recursos tecnológicos, no pertinentes, que al final no comprendan nuestro entorno, nuestro idioma y “nuestro sabor típico y cultura”, estamos gastando y no invirtiendo.

El sector logístico, portuario y marítimo de Panamá debe ser considerado una prioridad, e incluso el Estado debe reconocerlo como una actividad de servicio público, ya que este es nuestro negocio, lo que sabemos hacer y para lo que estamos destinados a servir al mundo. Es fundamental garantizar la protección y el desarrollo de esta industria, así como hemos hecho con el Canal de Panamá.

Dicho lo anterior, creemos firmemente que, así como la educación y el sistema de justicia tienen asignaciones presupuestarias garantizadas en la Constitución, el sector logístico y portuario también deben recibir una reinversión estatal.

Aclaro, que no se trata de construir infraestructuras portuarias para competir con la inversión privada, sino de reinvertir en infraestructura tecnológica para el desarrollo sostenible. Imaginemos esto como el dueño de una máquina expendedora de comestibles y sodas, que necesita mantener y mejorar los dispensadores para seguir siendo atractivo y competitivo en el mercado.

Otro punto de importancia es el normativo. Como abogado, pudiera estar tentado a decantarme por sugerir modificaciones integrales a normas jurídicas, para el sector logístico, portuario y marítimo, pero a contrario sensu, somos de la opinión que ya tenemos leyes suficientes. No necesitamos más regulaciones, las reglas del juego ya están. Lo que necesitamos es identificar los procesos que obstaculizan el crecimiento de la cadena logística, que generan disrupciones, y abordar estos desafíos de manera eficiente.

Se requiere que el Estado establezca como una política pública la asignación de un porcentaje de reinversión de los ingresos generados por las concesiones marítimo-portuarias. Que quede claro, la propuesta no sugiere tomar recursos del presupuesto del Estado, sino reinvertir parte de los ingresos en materia de tasas portuarias y de las tarifas de concesiones otorgadas para mejorar nuestras capacidades, competitividad e infraestructura tecnológica en las zonas logísticas y portuarias.

Debemos definir con claridad lo qué queremos para Panamá como centro logístico y hub de transbordo. Es fácil tratar de realizar aspiraciones comparativas como el caso de Singapur, por mencionar un sistema portuario de clase mundial, pero desde nuestra óptica esta comparación carece de realidad, debido a falta de similitud cultural, política e incluso económica. Panamá tiene un sabor diferente, acá nos gusta el sancocho y el arroz con pollo. Debemos compararnos en relación con nuestros propios indicadores y aspiraciones, para establecer nuestra visión de futuro. Los planes, diagnósticos y parámetros de medidas, ya los tenemos adelantados, es momento de ejecutar, de reinvertir en implementación, de establecer programas tecnológicos coherentes, de automatización y digitalización sostenible e interoperable, sin olvidar invertir; por su puesto, en el capital humano.

Las transformaciones se logran con un trabajo enfocado en resultados desde el sector en el que nos encontremos, ya sea público o privado. En nuestro caso, en los últimos años, hemos trabajado en la modernización y transformación tecnológica en otros países, lo que nos ha permitido reconocer qué hemos hecho bien y en qué debemos mejorar. Hemos logrado grandes cambios, tenemos ejemplos exitosos emulados incluso por algunos países de la región, como la implementación de la fase 1 de la Ventanilla Única Marítima de Panamá, conocida como Vumpa (que permitió la integración entre el Canal de Panamá y la Autoridad Marítima de Panamá para el cumplimiento del convenio FAL 65).

Finalmente, debo responder lo que muchos se pueden estar preguntado al leer este artículo: ¿Qué más se requiere? Inteligencia adaptativa, que precisa en invertir en capital humano capaz de manejar tecnología enfocada a mejorar procesos, reinvertir en el negocio del país, entendiéndolo como un servicio público que genera riqueza y que permitirá cumplir los objetivos de sostenibilidad y desarrollo.

El autor es abogado, catedrático de derecho marítimo y exministro de Asuntos Marítimos


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