En numerosas ocasiones, los líderes recurren a mentiras para justificar sus acciones o sostener sus ideas ante las masas. Esta práctica es común entre políticos, dirigentes gremiales y religiosos, quienes repiten falsedades tantas veces como sea necesario para que sus seguidores las acepten como verdades y los dirijan por caminos argumentativos alejados de la realidad y la razón. Este fenómeno ha sido descrito por psicólogos como la “ilusión de la verdad”, un mecanismo que lleva a la creencia de que algo es cierto, a pesar de no serlo, y que incluso lleva a defender estas afirmaciones como verdades indiscutibles, cerrando cualquier puerta a la posibilidad de que sean cuestionadas.
Joseph Goebbels, el publicista del régimen nazi, utilizó con notable éxito el concepto de ilusión de la verdad para inculcar en el pueblo alemán las ideas del nacionalsocialismo y la supremacía racial, basándose en mentiras. Su famosa frase “miente, miente, que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad” refleja cómo toda la construcción de la imagen de Hitler y sus ideologías se cimentó en esta teoría.
Nos preguntamos cómo es posible que, en la actualidad, con la amplia disponibilidad de información y la capacidad de verificar las afirmaciones de cualquier individuo, estemos siendo sometidos a campañas basadas en las teorías goebbelsianas. Sorprendentemente, muchos aceptan estas falacias como verdades indestructibles.
Donald Trump ha construido su retórica política sobre mentiras y exageraciones. Un ejemplo claro es su afirmación de que los inmigrantes haitianos se estaban comiendo a las mascotas en Springfield, EE. UU., la cual fue desmentida por las autoridades locales. También ha declarado que todos los inmigrantes son delincuentes o que los países están vaciando sus prisiones y hospitales psiquiátricos para enviar a sus habitantes a territorio norteamericano.
Estas y otras mentiras de Trump son repetidas por sus seguidores, quienes terminan creyéndolas. Mi inquietud es esta: ¿la gente es ingenua o simplemente prefiere vivir en ilusiones? No hay otra explicación ante el cúmulo de datos e información que desmienten estos argumentos de los MAGA.
Actualmente, Trump ha iniciado una campaña para revivir el macartismo, en vista del “peligro” que representa el comunismo chino en la región, especialmente en Panamá y en relación con el Canal. Esta campaña se basa en afirmaciones falsas: que los chinos controlan el canal, que Panamá ha incumplido el tratado y que se imponen castigos más severos a los buques de guerra estadounidenses. Todos estos argumentos pueden ser fácilmente comprobados como infundados o construidos sobre información falsa.
Reconozco que uno de nuestros mayores errores fue establecer relaciones diplomáticas con el comunismo chino, ignorando a nuestro aliado histórico, Estados Unidos. Este error se debe al gobierno varelista.
Lo que Trump está haciendo es dar inicio a una cacería de brujas contra comunistas, inmigrantes, rusos, chinos y cualquier persona o entidad que considere opuesta a sus ideas o al control de las oligarquías económicas que lo rodean.
Estas ideologías trumpistas solo podrán ser anuladas o bien atenuadas por parte de los poderes políticos en Estados Unidos, ya que dudo que otros países u organismos internacionales tengan la valentía de enfrentar al gobierno estadounidense o defender a Estados más débiles de esta persecución global que se pretende instaurar.
El autor es abogado.