He participado en reuniones donde una gran parte de las personas manifiestan que el presidente Mulino ha sufrido una metamorfosis en su manera de actuar. Algunos dicen que desde que fue ministro de Seguridad, cuestionado por sus desaciertos en el desempeño de sus funciones; otros dicen que Mulino es como Martinelli, y esto disgusta a una gran parte del pueblo que no quiere que se parezca a Martinelli.
Sin embargo, hay quienes quieren que sea como Martinelli para que haga un gobierno de mucha prosperidad y con mucho “chen chen” para el pueblo. En lo personal, creo que hay un solo Mulino, el que recuerdo es el de la época de la dictadura, el civilista que luchó por recuperar la democracia y la justicia en el país, y el que, en el gobierno del expresidente Endara, se destacó como un buen viceministro y ministro de Relaciones Exteriores.
En su discurso de toma de posesión como presidente, me quedaron varios de sus mensajes en la mente, al igual que al país en general. Entre esos, él mencionó que impulsaría la nueva legislación de la Caja de Seguro Social con el menor trauma posible. También manifestó que su proyecto insignia sería la construcción del tren David-Panamá y que su gobierno sería pro empresa privada.
Al expresarse de esa manera, ha creado grandes dudas, desconfianza y disgusto del electorado hasta el día de hoy, principalmente entre los que votaron por él, que fueron el 34%, y que en su mayoría fueron los de los salarios más bajos, los informales, los que poco o nada tienen.
Esta situación ha afectado la credibilidad de él y de su gobierno, obstaculizando, entre otras cosas, la aprobación de la Ley de la Caja de Seguro Social, porque los panameños piensan que gobernará de espaldas al pueblo. Pienso que cuando manifestó eso quiso decir que le brindaría el apoyo que fuera necesario a la empresa privada, con la intención de que esta pudiera crear oportunidades de trabajo para los panameños que con urgencia lo necesitan. Como prueba de esto, deja en evidencia el logro con la empresa privada de más de mil puestos de trabajo para los panameños.
Con relación al tren David-Panamá, este proyecto ha sido cuestionado porque muchos consideran que no hay suficiente demanda de pasajeros ni de carga para justificar la inversión. Además, la distancia entre estaciones no debería ser menor a 200 kilómetros, y el trayecto entre Panamá y David es de aproximadamente 470 kilómetros, lo que hace que el proyecto resulte poco viable.
Expertos en la materia han señalado que no es una obra factible, no solo por la baja demanda, sino también por los altos costos de mantenimiento que implicaría. A esto se suma la preocupación de los transportistas, quienes ven afectado su movimiento de pasajeros y carga. Algunos han manifestado que lo que realmente necesita el país es la construcción de nuevas calles y la rehabilitación de carreteras a nivel nacional, muchas de las cuales están en mal estado.
Existe también la opinión de que parte de los fondos destinados a este tren podrían utilizarse para modernizar y restaurar la carretera Interamericana entre Panamá y David, una vía de uso diario tanto para el transporte de pasajeros como de carga, y que actualmente presenta un notable deterioro.
Es posible que en el futuro este proyecto sea visto como un “elefante blanco”, al igual que ocurrió con el hospital insignia del expresidente Belisario Porras, que en su momento fue fuertemente cuestionado por su tamaño desproporcionado en relación con la población de la época. Con el tiempo, dicho hospital ha requerido varias remodelaciones para ampliar su capacidad y aún así sigue resultando insuficiente. Una situación similar podría ocurrir con el tren David-Panamá.
Considero que para lograr los cambios que quiere realizar el gobierno en la Ley de la Caja de Seguro Social, debe ganarse la confianza de los asegurados y del pueblo panameño. He apreciado por medio de la televisión y las redes que el gobierno manifiesta que se ha reducido la mora quirúrgica y también se han abastecido las farmacias y los laboratorios con los reactivos necesarios. Los asegurados manifiestan que continúan con los mismos problemas y que ha mejorado en poca medida la situación existente (casi imposible conseguir una cita con especialistas).
Me he percatado de que en la actualidad continúa el Seguro Social dando una respuesta mediocre. Ejemplo: en la sala de urgencias del Hospital Arnulfo Arias Madrid, la atención es deficiente debido a que solo hay un especialista (geriátra) para atender a todos los hospitalizados en las diferentes salas y a los que esperan ser atendidos con urgencia. El director médico me manifestó que están esperando el ingreso de un médico especialista y otros de medicina general. El problema consiste en que se satura de pacientes que no requieren ser atendidos en urgencias, más bien deben ser atendidos en citas regulares. En el cuarto piso de hospitalizados (geriatría), la atención es buena, la alimentación razonable y la limpieza es adecuada. Sin embargo, están limitados en lo que se refiere a forros y sábanas, sillas de ruedas y andaderas. Me manifestaron que están esperando una próxima entrega para actualizar sus inventarios. He tenido información de que el director médico del complejo está haciendo un gran esfuerzo para mejorar los servicios que ofrece el hospital.
El director Dino Mon está tratando de resolver las faltas en los inventarios y los problemas existentes, pero, en el corto tiempo que tiene como director, no ha logrado en gran medida mejorar la problemática del Seguro Social, considerando el mal estado en que la dejó la administración pasada. Once organizaciones y centenares de asegurados, al igual que la empresa privada, han señalado los cambios que debe incluir el proyecto de ley de la Caja de Seguro Social. Considero que deben ser tomadas en cuenta las aspiraciones de los asegurados, que somos los verdaderos dueños de la Caja de Seguro Social, y con nuestras aportaciones capitalizamos la entidad y pagamos cuotas de por vida.
El presidente Mulino debe armar, como si fuera un rompecabezas, este proyecto de ley, incluyendo la mayor cantidad de piezas que son las sugerencias de los asegurados. Considero que el presidente Mulino ha comprendido que su proyecto insignia será salvar la Caja de Seguro Social, como lo ha dicho, con el menor trauma posible, logrando una ley que sea justa y una respuesta positiva para todos los asegurados, para no ser recordado como el expresidente Martín Torrijos, que se le recuerda como el creador de la ley de la muerte. Sin duda alguna, imponer un proyecto de ley de la Caja de Seguro Social en contra de las aspiraciones de los asegurados y del pueblo panameño traerá otro levantamiento social peor que el de la ley de mina, que será como levantar un tsunami catastrófico que, sin duda alguna, podría poner en riesgo la gobernabilidad del país.
El autor es administrador de empresas.