El 13 de abril, el mundo fue testigo de otra escalada de violencia iraní, cuando el régimen de la República Islámica lanzó un ataque directo contra Israel, utilizando cientos de drones, misiles balísticos y de crucero. Si bien el ataque no logró ningún propósito militar, porque Israel y una coalición de países derribaron casi todos los drones y misiles, definitivamente sirvió como la demostración más fuerte hasta ahora de lo que el régimen iraní desea lograr y la amenaza que representa para el mundo libre.
Al difundir la violencia y el caos (directamente y a través de sus representantes en el Líbano, Siria, Irak, Yemen y Gaza), Irán busca socavar los principios de libertad, democracia y derechos humanos que forman la base de nuestro orden global.
Estas acciones, contra las que Israel viene advirtiendo desde hace tiempo, subrayan la urgente necesidad de permanecer unidos frente a la tiranía y la agresión de Teherán.
La principal herramienta de Irán en su guerra contra Israel y el mundo libre es el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), que se ha convertido en la organización terrorista más grande del mundo. Comanda fuerzas armadas de medio millón de hombres, dos tercios de ellos en las filas de sus infames representantes: Hezbolá en el Líbano, los hutíes en Yemen, la Jihad Islámica Palestina y las milicias chiítas en Siria e Irak. El CGRI tiene una notoria reputación por perpetrar atrocidades tanto dentro de Irán como en el extranjero. A nivel nacional, el CGRI está involucrado en la brutal represión de la disidencia, la represión de activistas políticos y atroces abusos contra los derechos humanos, incluidos arrestos arbitrarios, torturas y ejecuciones extrajudiciales. En otras partes del mundo, el CGRI ha estado implicado en el apoyo a organizaciones terroristas, el patrocinio de guerras por poderes y la orquestación de ataques contra objetivos civiles. Desde su papel de apuntalamiento del régimen de Assad en Siria hasta su apoyo a grupos paramilitares como Hezbolá en el Líbano, las acciones del CGRI han dejado un rastro de destrucción y sufrimiento a su paso.
Los actuales ataques al libre comercio en el Mar Rojo, orquestados por Irán y ejecutados por sus representantes hutíes, son una violación descarada del derecho marítimo internacional y una amenaza directa al comercio mundial. Irán y sus aliados hutíes buscan imponer un control violento sobre vías navegables estratégicas y ejercer presión económica sobre el mundo libre.
La participación destructiva de Irán no se limita sólo al Medio Oriente. Irán apoya activamente la guerra contra Ucrania, proporcionando los drones suicidas utilizados para atacar ciudades e infraestructuras ucranianas, contribuyendo a la violencia y al derramamiento de sangre.
Irán también ha estado cada vez más involucrado en socavar las democracias mediante la manipulación de las redes sociales. La República Islámica está desplegando sofisticadas campañas de desinformación y operaciones cibernéticas destinadas a sembrar discordia, difundir noticias falsas e influir en la opinión pública en los países democráticos. Busca crear divisiones y amplificar las existentes, socavando la confianza en las instituciones democráticas. Irán lo hace explotando la misma libertad de expresión de la que está privado el pueblo iraní en su país.
Frente a esa agresión, el mundo libre debe mantenerse firme y decidido. Este es un desafío global que requiere una respuesta unificada y coordinada, y el mundo libre no puede permitirse el lujo de ser complaciente. Debemos trabajar juntos para hacer retroceder su influencia negativa y divisiva, garantizar que el régimen iraní pague las consecuencias de las violaciones de las normas internacionales y apoyar a quienes buscan resistir y oponerse a su influencia maligna.
Las medidas concretas deben incluir la imposición de sanciones contra el programa iraní de misiles balísticos, designar al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), como organización terrorista y responsabilizarlo por sus atroces violaciones de los derechos humanos y su apoyo y promoción del terrorismo. El mundo libre debe tomar contramedidas sólidas para proteger la esfera pública digital de los abusos de Irán.
En última instancia, la lucha contra la agresión de Irán es una batalla por el alma del mundo libre. Es una prueba de nuestra determinación, nuestra unidad y nuestro compromiso con los principios que nos definen como naciones y como pueblos. No podemos darnos el lujo de fallar en esta prueba; debemos unirnos en defensa de la libertad, la democracia y la paz. Lo que está en juego no podría ser mayor y ahora es el momento de actuar.
El autor es el Embajador de Israel en Panamá