En Panamá existen dos problemas interrelacionados que demandan atención urgente: por un lado, el pueblo necesita incrementar su poder adquisitivo, y por otro, la Caja de Seguro Social (CSS) enfrenta una crisis financiera que requiere más recursos para sostener sus programas de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
El actual gobierno se enfrenta a un desafío significativo: para salvaguardar el programa de IVM es necesario adoptar un conjunto de medidas paramétricas. Adoptar una de estas medidas, como el aumento de la edad de jubilación, la elevación de las cuotas requeridas para jubilarse o el incremento de los ingresos de la Caja, es fundamental para la sostenibilidad del sistema. Estas decisiones, aunque difíciles, son cruciales para garantizar la protección de millones de panameños.
Me inclino por la opción de aumentar los ingresos de la CSS, ya que esta medida recaería principalmente en los empleadores y no en los asalariados, quienes, debido a la inflación, han visto deteriorada su calidad de vida. Es fundamental que los empleadores asuman una mayor responsabilidad financiera para asegurar la viabilidad del sistema, permitiendo así que los trabajadores puedan disfrutar de una protección social adecuada sin comprometer aún más su ya limitado poder adquisitivo.
Una fórmula que podría ser efectiva para este propósito sería cambiar el concepto de pago de salarios de quincenas a cuotas cada dos viernes. Es decir, en dos meses al año, un trabajador recibiría tres pagos. En esos meses, el tercer pago, en lugar de aportar el 9.75%, se elevaría al 20%. Adicionalmente, se podrían incrementar 25 cuotas para jubilarse sin afectar la edad de jubilación, ya que se estaría realizando un aporte adicional al año. Este ajuste no solo aumentaría los ingresos de la Caja, sino que también permitiría a los trabajadores percibir una mayor cantidad de dinero a lo largo del año, mejorando así su capacidad para enfrentar los retos económicos actuales.
Aunque esta medida podría parecer un sacrificio importante para los empleadores, su impacto se matizaría al permitir que haya más dinero en circulación, lo que fomentaría un aumento del consumo. Este incremento en la actividad económica podría traducirse en un aumento salarial del 8.33% para los trabajadores, aclarando así a los empresarios que no se verían afectados en sus pasivos laborales, como vacaciones, décimo tercer mes o primas de antigüedad, ya que el salario nominal se mantendría sin cambios. Así, se lograría un equilibrio que beneficiaría tanto a los trabajadores como a los empleadores.
Dado que no hay datos públicos sobre la situación financiera de la CSS, resulta complicado determinar en qué medida esta propuesta podría resolver el problema. Aunque parece que los ingresos adicionales para la Caja serían significativos, esta falta de transparencia limita la capacidad para evaluar de manera efectiva el impacto potencial de esta medida y su viabilidad a largo plazo, así como cualquier otra propuesta que surja en el debate.
El autor es abogado