¡Me quiero bajar ya!



En casi todas las reuniones donde he coincidido con amigos, los tema del día son la política y el futuro de Panamá. En pocas ocasiones escucho a alguien hablando con optimismo del futuro del país.

Esto es peligroso, pues de tanto decir que la cosa está mal, nos lo vamos a creer; así como se ha creído que puede repetir, el que decía que “tendría más plata que Stanley”, que pedía que lo golpearan a él y que ojalá se encontrara con su “cuco” enfrente para “sacarle la ….” y adivinen qué: terminó lejísimo de la fortuna del patrón, cuando apenas lo “tocaron” corrió a esconderse y luego a “cubrirse” con cuanto certificado médico pudo encontrar y cuando tuvo a su “rival” enfrente, le salió huyendo, como el cobarde y charlatán que es.

En carnavales vimos a quienes no les importó las restricciones que había impuesto el Tribunal Electoral y vimos sus fotos y nombres hasta en los carros alegóricos de las reinas. Quiero confiar que el Tribunal Electoral (TE) y la Fiscalía Electoral, harán su trabajo y multarán ejemplarmente a quienes no respetaron las reglas del juego.

En otras esferas se habla de la economía en Panamá y la clase de finanzas que encontrará quien resulte electo en las elecciones de mayo de 2024. Hay preguntas sobre si perderemos el grado de inversión. ¿Qué va a pasar con el programa de IVM de la Caja de Seguro Social? y, si los pensionados seguirán cobrando o no. ¿Habrá que emitir más deuda y si esta nos costará más cara que antes?

También hay quienes preguntan que si no pudieron controlar la “inversión” de los políticos en los carnavales, que nos garantiza que lo podrán hacer para las elecciones y que se cumpla el código electoral.

Todo esto se suma a la incertidumbre que se ha sembrado sobre quienes serían los elegidos para convertirse en posibles candidatos presidenciales. Y digo posibles, pues los partidos tendrán luego de electos, unos 2 o 3 meses más para “negociar” alianzas, lo que pudiera significar que la oferta de candidatos pudiera verse reducida a un puñado de nombres.

Creo que en este momento nadie tiene nada seguro. Hay un candidato que, a pesar de que su partido le ha “garantizado” la candidatura, pudiera verse sorprendido, pues muchos de sus miembros han manifestado desconfianza en su capacidad de liderazgo real y pudieran considerar otro candidato, inclusive fuera del partido.

Otro de los partidos, pareciera que, como decía mi hermano Justo Fidel Palacios, debe superar una pelea inicial de 10 rounds, para luego ir a pelear otra de 12 rounds y finalmente buscar el campeonato en una de 15 rounds (ya sé que no existen más). Lo bueno es que todo parece indicar que una vez con el título en la cintura, se le sumarían un excandidato con un partido debilitado y posiblemente un par de las “bisagras”. La diferencia en esta ocasión sería que, una de esas bisagras pudiera estar más aceitada que las demás.

Entre los mal llamados independientes, lo más probable es que los 3 ganadores de la lotería a la que los ha forzado el TE, vengan de partidos políticos; un 4° podría ser sorpresa. La libre postulación se ha convertido en un calvario para quienes aspiran a una candidatura por esa vía, pero aún así, la cantidad de personas que han firmado, superó lo que muchos predecían; esto reafirma el hartazgo que existe hacia los partidos tradicionales de parte de un segmento importante de la población votante.

Tengo el “presentimiento” que de estos 3, lo más probable es que por lo menos uno o dos no terminen la carrera del 5 de mayo; en la forma como fue diseñado el sistema, llegar será casi como ganarse el “Megamillions” de la lotería de Estados Unidos. Paralelamente hay otro candidato que no lo veo haciendo alianzas y por ende con problemas para ganar.

Aún así, el año electoral llegó con el año nuevo y con incertidumbre por el futuro de nuestra querida Panamá. Y, la pregunta que tendríamos que hacernos es: ¿De verdad es necesario este desgaste?

No sabemos a ciencia cierta ni siquiera cuantos somos, gracias al que quiere meternos la mano en el bolsillo, pero les garantizo que la mayoría de los panameños en los 4 días de desenfreno previos a la cuaresma de los católicos, ni pensaron en quienes serán los próximos presidente, diputados, alcaldes o representantes, y que recibirán un país lleno de problemas y que estos deben regirnos en búsqueda de una mejor educación, una mejor salud y mejores oportunidades de empleo.

Panamá está como uno de los carruseles en que nos montábamos de chicos, con los caballitos dando vuelta velozmente y, sinceramente, como varios, ya me quiero bajar.

El autor es analista político y dirigente cívico


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