Tuvo que llegar Adele para poner patas arriba 2015 y sacarlo del omnipresente 1989 de Taylor Swift, en un año en el que se consumaron más retornos discográficos largamente esperados, en el que Reino Unido se hizo oír más que Estados Unidos y en el que pincharon en hueso algunos grandes como Madonna y Coldplay.
Esta es la lista de cinco discos para todos los gustos y estilos que, por una u otra razón, marcaron musicalmente los últimos 12 meses:
1. 25, de Adele: La británica se hizo de rogar, pero cuando por fin entonó con su inconfundible voz Hello, a su disco le bastaron dos meses en el mercado para alzarse como el más vendido del año en el mundo, con récords de impacto, como ser el único en la historia que ha vendido más de 3 millones de copias en una semana en Estados Unidos.
2. To pimp a butterfly (Universal Music), de Kendrick Lamar: No hay lista internacional de lo mejor de 2015 en cuyo podio no figure el tercer disco del rapero estadounidense, que igual se permite colaborar con divas pop que trazar florituras de hip hop como esta y liderar así los próximos Grammy con 11 nominaciones.
3. The magic whip (Warner Music), de Blur: 12 años han tardado los británicos en escribirle una continuación discográfica a Think tank y fue casi el azar y una forzosa espera en Hong Kong lo que les llevó a alumbrar un disco que ha satisfecho a la crítica y que, lejos de regocijarse en el pasado, ha traído al presente/futuro a quienes fueran adalides de ese espejismo llamado brit pop.
4. (Universal Music), de Florence + The Machine: Otro disco que se hizo esperar y que tampoco decepcionó fue el tercero de la británica Florence Welch, que sigue destilando fuerza catártica en sus letras y melodías. A medio camino entre el rock y el pop, llegó a ser uno de los candidatos al Mercury Prize al mejor álbum del año en Reino Unido.
5. Carrie & Lowell (Asthmatic Kitty), de Sufjan Stevens: Cinco años después de The Age of Adz, el niño bonito del indie se desprende de todo artificio electrónico y color para entregar un bellísimo ejercicio de desnudez musical y emocional más cercano al folk, nacido del duelo por la muerte de su madre, exadicta y bipolar. Sobresaliente.