Para el año 2050, uno de cada cuatro habitantes en el mundo tendrá más de 60 años de edad. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó al periodo que va del 2020 al 2030 la Década del Envejecimiento Saludable. Las recomendaciones para encarar este proceso de cambio incluyen crear entornos amigables para las personas mayores, incluyendo una comunidad que las sostenga y apoye. Así, la Década del Envejecimiento Saludable nos obliga a comprender y enfrentar el reto del edadismo, que dificulta la creación de estos espacios amigables.
El edadismo es un tipo de discriminación que asume que las personas percibidas como “mayores” son frágiles, seniles, enfermizas, y no productivas. Estos estereotipos son generados por la desinformación y la falta de un contacto intergeneracional positivo entre los miembros de una comunidad.
Para contrarrestar estos estereotipos, en el mundo ha sido creadas creado iniciativas para fomentar la amistad entre personas de diferentes generaciones. Un ejemplo es el de Holanda, en donde políticas públicas se enfocan en educar y empoderar mujeres mayores para que ellas nutran amistades fuera de su grupo de edad. En Panamá, los miembros del colectivo de tejedores “Estrellitas Crocheteras” han creado espacios para que personas de diferentes generaciones compartan y nutran una amistad y comprensión mutua.
Las amistades intergeneracionales se asocian con una reducción de sentimientos de aislamiento y soledad en las personas mayores, y contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas mayores en las etapas tempranas del deterioro. Por su parte, las personas más jóvenes que entablan amistad con una persona mayor comparten vivencias y experiencias mediante anécdotas al calor de una taza de café. Esto las ayuda a ver la vida con diferentes matices de color, la realidad como un mosaico de vidas entrelazadas.
No hay que ser médico o científico para participar de la Década del Envejecimiento Saludable. Basta con acciones cotidianas como apoyar a una persona mayor en la fila del supermercado, pedirle a quienes van con apuro que bajen las revoluciones, o simplemente prestar un oído a quien lo necesite es suficiente. Al final de cuentas, todos vamos pa’ viejo.
La autora es coordinadora de proyectos de La Iniciativa de Investigación de Envejecimiento en Panamá del INDICASAT-AIP.