A medida que se entra en el ambiente electoral con las candidaturas ya casi oficializadas de varios candidatos y precandidatos, el escenario político va tomando forma y mi experiencia me hace más cauteloso por la desvirtualización de todos los partidos políticos que, con sus divisiones internas, promueven el voto rechazo y la abstención.
De los aspirantes actuales, hay varios con problemas judiciales pendientes y otros de oposición con inestabilidad de su liderazgo.
En este grupo de oposición, es interesante el papel que juega la diputada Yanibel Ábrego. Esta tiene como misión horadar el liderazgo de Rómulo Roux tanto para dificultar las posibilidades de alianza como para debilitarlo en las elecciones generales. De esta forma, ella podría aspirar a una vicepresidencia en Cambio Democrático y, si el gurú queda imposibilitado y no logra otras alianzas, ella podría aspirar a la presidencia de la República en dicha agrupación.
Ricardo Lombana tiene cinco o más salidas. Correr solo y sin alianza; lograr una alianza con uno o varios de los de libre postulación; unirse en alianza a Ricardo Martinelli/Yanibel Ábrego o a José Gabriel Carrizo (poco probables estas alianzas), o unirse a Rómulo Roux (poder económico del país) o a Martín Torrijos Espino.
En todos los grupos hay división, originada por el estado de descomposición de la clase política. Esta situación se expresa de forma numérica con la cantidad de firmas recogidas por los aspirantes por la libre postulación.
Esa división también la expresan los miembros de partidos que corren por la libre postulación. Los partidos están en su más bajo nivel de credibilidad y son estructuras cerradas a la participación y al debate.
Las cúpulas desprestigiadas se blindan y por ello aparecen las candidaturas de Eduardo Quirós, Melitón Arrocha y Martín Torrijos. Esta es una división alimentada, por razones personales y por lo insoportable que es la corrupción, el clientelismo y la impunidad envuelta en cinismo.
La situación de los partidos políticos tiene como causa principal el distanciamiento generalizado de los postulados y principios. Para ganar o mantenerse en el poder, hipotecan principios básicos haciendo válida, de manera errónea, la máxima de que el primer deber de un partido es llegar al poder. Pero esta se trata de lograr el mismo para desarrollar una política y no por intereses particulares. La consecuencia es el sentido de no pertenencia de gran parte de las membresías.
En mi partido vengo luchando desde el año 2009 contra la intromisión de poderosos y de Ricardo Martinelli en el PRD, cuando en el 2009 trató de introducir en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) a una dama que después resultó juzgada y condenada.
En el año 2011, luchamos infructuosamente contra la ola azul financiada por Martinelli y sus socios dentro del partido, pero lograron apoderarse del CEN con diputados y clientelismo y, en esas elecciones del 2014, por primera vez, ¡llegamos de terceros!
En el 2016, con Ernesto Pérez Balladares a la cabeza, tratamos de entrar al CEN para recomponer el partido, pero cometimos el error de hacer una alianza con parte de los causantes del desgreño del colectivo y volvió a triunfar el clientelismo apoyado, además, por el gobierno de turno.
Hoy, todos los partidos importantes están bajo la dirección de esos grupos de poder económico y legislativo.
Por ello, es una lástima ver cómo jóvenes panameños prometedores, aunque mal orientados, son abocados a aceptar el respaldo de pseudo líderes de desprestigiadas dirigencias partidarias del ámbito político nacional.
Yo, que he enfrentado la destrucción institucional del país desde el 2009, no puedo apoyar nada que tenga aroma a las verdaderas fuentes de esa destrucción y no puedo apoyar a quienes ellos apoyan.
Por todo ello, hoy, a 13 meses de las elecciones, si logran una estructura nacional motivada, no importa el número de inscritos, que logre entusiasmar el electorado como en 1994 y en 1999, veo con mayor posibilidad de triunfo en el 2024 a los que han tomado la decisión de enfrentar este estado de cosas negativas para el país.
El autor es neurocirujano, exministro de Estado y miembro del PRD
