El titular del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial tiene bajo administración el proyecto de renovación urbana de Colón. El proyecto tiene varios componentes, entre ellos la construcción de 5 mil soluciones de vivienda. De la página web del ente ejecutor, Odebrecht, se sabe que el proyecto “es una iniciativa pública orientada a promover el centro de la ciudad de Colón, como una apuesta por el desarrollo social, el reordenamiento urbano y el mejoramiento de la calidad de vida de las familias colonenses”. “Parte del proyecto son las mejoras en las infraestructuras del drenaje sanitario y pluvial del casco antiguo de la ciudad de Colon; la recuperación de espacios, avenidas del casco antiguo de Colón- como el parque 5 de Noviembre y la restauración de edificios con valor histórico, como la casa Wilcox. Es sabido de la página de la Presidencia, que el monto asignado es de $800 millones. Esta semana el anuncio de Colón Puerto Libre se materializa como otra promesa del presidente Juan Carlos Varela.
Para entender la urgente y necesaria demolición del monumento histórico de la casa Wilcox, hay que poner juntas las piezas del rompecabezas económico y urbano de Colón. El Ejecutivo anunció que otorgará a los inversionistas en Colón una serie de beneficios fiscales y exoneraciones a quienes inviertan en remodelar y reacondicionar el área. Hay incentivos para estas actividades, pero no para la restauración. “La idea del proyecto es que en las 16 calles de Colón, las tiendas que vendan al detal, a cargo exclusivamente de panameños, se encuentren en planta baja”. Para los inversionistas, se contemplan los beneficios como los siguientes: tasas preferenciales para financiamiento hipotecario, exoneración de impuesto de inmueble por 30 años y otros beneficios para quienes remodelen o reacondicionen el área. Ante este esquema, grupos económicos inmobiliarios ya se preparan para lucrar con el acaparamiento y la oportunidad de negocio. La ley no promueve las actividades de restauración de los monumentos históricos en Colón ni los conjuntos monumentales; por esta razón, la casa Wilcox debe ser demolida y no restaurada. La memoria y el patrimonio panameño no son reconocidas por la ley Puerto Libre. Los procesos de identidad, memoria y territorio no existen en la ecuación.
¿Cuál es el papel de la casa Wilcox en el esquema de Colón Puerto Libre? La centralidad del edificio es vital en la estrategia de impulso de la Ley Colón Puerto Libre. Emplazada hace más de 100 años entre los barrios Norte y Sur, ella será el motor que promoverá la recuperación de los edificios que harán el comercio al detal en las 16 calles de Colón. No hay tiempo que gastar en restaurarla, debe ser arrasada y reemplazada por un fake moderno y bien bonito.
Los procesos de restauración de estructuras de concreto armado no son un misterio para las estructuras en las ciudades que han florecido y decaído en la región del Caribe occidental. La mayoría de las edificaciones en La Habana Vieja- por ejemplo- datan de este periodo y se caracterizan por este tipo de tecnología. Todos los días son intervenidos por conocidas y validadas metodologías para su restauración. En La Habana no se demuele, se restaura. En internet he encontrado manuales y experiencias que indican cómo hacerlo. La Wilcox se puede restaurar.
Hay importantes intereses económicos moviéndose alrededor de Colón Puerto Libre. Conociendo el estancamiento económico y la precaria situación en Colón debemos suponer que hay un interés especial en iniciar el proyecto con la casa Wilcox. Dada su privilegiada localización en medio de la isla Manzanillo no se puede esperar en su restauración. No se puede promover el comercio al detal en medio del dilapidado parque edilicio de Colón. Para los interesados en Colón Puerto Libre no hay mucho tiempo para esperar. El proyecto de Colón Puerto Libre no es para los colonenses, es para los comerciantes de la Zona Libre.
Recordemos que el debate de la casa Wilcox - hacen ya semanas – provocó la renuncia de la directora nacional de Patrimonio Histórico (DNPH) y al despido, días después, de su subdirectora. Recientemente se nombró a la esposa del alcalde de Colón como directora titular de la DNPH, quien seguramente, bajo la autoridad que le reviste el cargo, ordenará su demolición. Colón debe progresar y una casa vieja no será escollo para ello: ese será el argumento.
La restauración es una operación que debe tener un carácter excepcional. Tiene como fin conservar y revelar los valores estéticos e históricos del monumento y se fundamenta en el respeto a la esencia y a lo auténtico. ¿Será que el precio a pagar para impulsar el desarrollo de Colón Puerto Libre es la desaparición de nuestros monumentos históricos, en este caso la casa Wilcox? ¿Justifica el apremio de sectores económicos vinculados a la Zona Libre de Colón, al Miviot, a la Alcaldía de Colón unirse en el perverso complot económico para producir la merma del patrimonio histórico de la nación? ¿No podríamos ser más creativos y pensar que el proyecto Colón Puerto Libre podría ser motor y salvaguarda en conservación de sus monumentos y de todo el conjunto monumental histórico de Colón?
Estamos acostumbrados al camino del grito y plata fácil, no importa a qué precio. Los panameños tenemos el derecho al goce de nuestro patrimonio y nuestros gobernantes a la obligación de hacer cumplir las leyes y gobernar para todos los panameños. La defensa en la permanencia de la casa Wilcox y Colón Puerto Libre debe justificarse en un beneficio colectivo y no solo para beneficio de pocos.
