El Parlamento Centroamericano (Parlacen) no incluye una cláusula de salida unilateral a sus miembros, razón por la cual la Corte Suprema de Justicia declaró la inconstitucionalidad de la salida panameña promovida en el gobierno de Ricardo Martinelli. Al no existir esta posibilidad de retirarse unilateralmente, la Convención de Viena de 1969 sobre el derecho de los tratados establece en el acápite b del artículo 54, que el retiro puede darse por consentimiento de todas las partes después de consultar a los demás Estados contratantes. Es decir, el miembro cuya intención sea salirse del Parlacen, deberá convencer al resto para que estos autoricen su salida por unanimidad.
Por ende, el consentimiento de las partes lo otorgarían, a través del convencimiento que adquieran de quien desee retirarse, con la realización de éste de una serie de actos soberanos o ejercicios políticos en el ámbito interno, profesados en este caso a través de o por iniciativa del Movimiento Otro Camino (Moca). Estos actos, que tampoco son exclusivos de Moca, sino que pueden ser ejercidos por activismo o gestión ciudadana, podrían iniciarse en seguida, sin necesidad de llegar al poder, de la siguiente manera:
1. Exigirle a la Cancillería panameña el supuesto protocolo de reformas aprobado por el Parlacen el 24 de mayo de 2023, según lo dicho en nota A.J.-MIRE-2023-0737837 de 18 de septiembre de 2023, del director de Asuntos Jurídicos Internacionales y Tratados de la Cancillería, dirigida al jurista Ernesto Cedeño. Tan pronto la Cancillería tenga esta información, debe darla a conocer a la ciudadanía, para efectos de saber si estaría incluida en ese protocolo de reformas la posibilidad de una salida unilateral.
2. Apoyar la iniciativa legislativa presentada por el diputado Juan Diego Vásquez, para que se incluya una quinta papeleta en las elecciones de mayo 2024, para que, de esta manera, sea el pueblo quien decida sobre la intención de retirarnos del Parlacen.
3. Desarrollar una serie de iniciativas con los partidos políticos que están postulando y que dicen que nos quieren sacar del Parlacen (a pesar de estar postulando personajes y expresidentes acusados de delitos de alto vuelo), en el sentido de que sus actuales y próximos diputados, de salir electos, se comprometan públicamente para iniciar ese proceso de retiro del Parlacen. Porque si no lo hacen, se comprobaría que esas postulaciones no fueron para eso y quedarían expuestos frente al electorado.
Moca, ante la utilización panameña de este tratado constitutivo para promover la impunidad, la falta de logros y resultados, el desconocimiento de beneficios tangibles y reales y la inexistente rendición de cuentas de los diputados panameños, ha decidido no postular diputados al Parlacen. Esta decisión no le impide iniciar las gestiones mencionadas en los tres puntos anteriores, hechos que serían el inicio de la hoja de ruta delineada para una salida. Obviamente que la decisión de no postular candidatos pone presión a la necesidad de ganar las elecciones. Y es que, de perderlas, al no contar con unos tres diputados o el número que sea, evitaría que internamente se hicieran los cabildeos necesarios para lograr, por ejemplo, utilizar las atribuciones de la Comisión de Asuntos Jurídicos e Institucionalidad Regional del Parlacen, que les asigna la Asamblea Plenaria y la Junta Directiva, de conformidad con su reglamento y normas complementarias, para incluir en la discusión el tema de la salida de Panamá. Esto podría llevar a nuestros diputados a sustentar una enmienda al tratado constitutivo, para incluir la salida unilateral. La tarea igualmente no sería nada fácil, porque si bien los diputados (no los Estados) tienen la capacidad jurídica para solicitar reformas, se requiere el voto favorable de 76 miembros del total de los diputados (Panamá solamente tiene 20), para proponerlas a los Estados miembros, para éstos aprobarlas de acuerdo a sus normas constitucionales. Además, una hoja de ruta se elabora frente a la intención de ganar las elecciones (no de perderlas).
Por consiguiente, las posibilidades aumentarían si se ganan las elecciones, ante la realidad de no contar con diputados en el Parlacen, por lo que desde el gobierno se realizaría lo siguiente: 1. autorizar a la Cancillería para iniciar conversaciones bilaterales con los miembros del Parlacen, para transmitir nuestra intención de salirnos; 2. comprometer desde el Órgano Ejecutivo al resto de los partidos políticos que quieren salir y que postularon, para que en conjunto con la Cancillería panameña, se desarrolle esa iniciativa interna para salirnos, y 3. en caso de que no sea posible, colocar la quinta papeleta, organizar un plebiscito sobre el particular y así reforzar el mensaje de Panamá como Estado soberano, de resultar la consulta a favor de la salida.
Estos actos soberanos de derecho interno nos permitirían fortalecer nuestros argumentos para salir, ya sea a través de una enmienda al tratado constitutivo que incluya la posibilidad de la salida unilateral o bien para lograr el consentimiento de todas las partes después de consultar con los Estados contratantes.
Independientemente de postular o no candidatos al Parlacen, la tarea es larga, tediosa y complicada. Implica la ejecución de actos y ejercicios soberanos o políticos, que no están especificados en ningún tratado y que tienen que ver con la iniciativa, astucia, agudeza y sagacidad diplomática del Estado panameño y el equipo que dirija su política exterior. Y tal vez, para quienes dicen con mucho tino y lógica, que el no postular significa dejarle el cargo a quienes se pretenden esconder de la justicia, posiblemente esa no postulación, de llegarse al poder, sería un mensaje soberano a Centroamérica de nuestro interés y necesidad de no formar parte del Parlacen, al ganar las elecciones quienes no postularon.
El autor es abogado