Ana es una niña de sonrisa amplia, ojos color miel y cachetes rosados que llenan de orgullo a su abuela. Aunque Ana parezca muy saludable, su pediatra de cabecera hizo un llamado de atención a su mamá. La niña presentaba un peso no saludable en relación con su edad y estatura; en otras palabras, Ana presenta sobrepeso.
El creciente problema del sobrepeso y la obesidad en niños en edad preescolar es una preocupación cada vez mayor en Panamá. Según datos recientes, aproximadamente el 13% de los niños en edad preescolar en el país padecen de sobrepeso u obesidad, lo que pone en evidencia la magnitud de este problema. El peso no saludable es una condición multifactorial en la que influyen de manera determinante la carga genética y el ambiente en el que se desarrollan los niños. Esta situación va más allá de la simple idea de “comer menos y moverse más”.
Es importante destacar que los hijos de padres que viven con sobrepeso u obesidad tienen mayor probabilidad de padecer la misma condición. Esto no solo se debe a factores genéticos, sino también a los hábitos y comportamientos que los niños adquieren en el entorno familiar. Por lo tanto, abordar el sobrepeso y la obesidad infantil requiere un enfoque integral que involucre cambios en el estilo de vida de toda la familia, como mejorar la alimentación en casa, incentivar el juego al aire libre y establecer rutinas saludables que incluyan actividad física diaria.
Comparto a continuación cinco estrategias clave para que los padres comiencen a tratar este problema de manera efectiva:
1. Consumir más alimentos reales y menos ultraprocesados: Los niños deben consumir una mayor cantidad de frutas, vegetales y carnes, evitando los productos ultraprocesados que suelen tener un alto contenido de azúcares y grasas poco saludables.
2. Fomentar comer al menos una vez al día en familia: Compartir las comidas en familia no solo fortalece los lazos afectivos, sino que también permite a los padres modelar hábitos alimenticios saludables.
3. Disminuir los hábitos sedentarios y fomentar el juego activo: Incorporar actividades que fomenten el movimiento en la vida diaria, como estacionar el carro en la entrada más lejana o tomar las escaleras en lugar del elevador. Además, reducir el tiempo frente a las pantallas y promover actividades al aire libre o la práctica de deportes es fundamental para combatir el sedentarismo.
4. Evitar las bebidas azucaradas durante los días de semana: Las bebidas azucaradas aportan calorías vacías que contribuyen al sobrepeso.
5. No saltearse comidas: No omitir comidas garantiza un aporte constante de energía y nutrientes, siendo el desayuno un ejemplo clave para que los niños comiencen el día con vitalidad.
El sobrepeso y la obesidad en la infancia son problemas que requieren la atención y el compromiso de toda la familia. La educación nutricional desempeña un papel fundamental en este proceso, ya que ayuda a padres e hijos a comprender la importancia de una alimentación equilibrada y a desarrollar hábitos saludables desde temprana edad. Adoptar estas sencillas recomendaciones puede marcar una gran diferencia en la salud y el bienestar de los niños a largo plazo. Como sociedad, es nuestra responsabilidad crear entornos que favorezcan un estilo de vida saludable, promoviendo una infancia activa y bien nutrida.
La autora es médico pediatra, mamá y promotora del bienestar infantil.