Nuestros océanos están siendo inundados con un material que enreda, asfixia y enferma a los animales marinos y, por si fuera poco, se trata de un material que nunca se degradará. Los océanos cubren más del 70% de la superficie terrestre y proporcionan alimento a miles de millones de personas. También son un motor económico para muchos países del mundo y nos brindan enormes oportunidades de navegación y turismo.
La contaminación por plásticos en los océanos no solo está enfermando a los animales marinos, sino que también es perjudicial para la salud humana, ya que se utiliza para envasar la mayoría de nuestros alimentos y bebidas. El plástico tiene un enorme defecto de diseño: es un material que dura para siempre y se utiliza para fabricar productos y envases que se usan una sola vez y luego se tiran.
Aproximadamente el 40% del plástico que se produce anualmente corresponde a plásticos y envases de un solo uso, muchos de los cuales son innecesarios y pueden eliminarse y sustituirse por alternativas más sostenibles, como envases reutilizables y rellenables.
Hacer esta transición es esencial porque una vez que el plástico entra en el océano, se rompe en trozos cada vez más pequeños que son tragados por muchas especies, desde peces y tortugas marinas hasta focas y aves marinas.
En un informe de 2020, Oceana halló pruebas de que casi 1,800 mamíferos marinos y tortugas marinas de 40 especies diferentes habían tragado plástico o se habían enredado en él solo en aguas estadounidenses entre 2009 y principios de 2020. El 88% eran especies catalogadas como amenazadas o en peligro.
Y el problema no acaba ahí. Además de la contaminación, los plásticos contribuyen al cambio climático en cada etapa de su ciclo de vida, empezando por el petróleo que se necesita para crearlos. De hecho, si los plásticos fueran un país, sería el quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo.
Los 33,000 millones de libras de plástico que entran en los océanos cada año equivalen a dos camiones de basura llenos de plástico que se vierten en el océano cada minuto. En los cinco minutos que se tarda en leer este artículo hay 10 camiones llenos. Y si la industria del plástico se sale con la suya, la producción de plástico se triplicará en las próximas tres décadas. Piense en ello: 30 camiones cada cinco minutos. Hora tras hora, día tras día. Los impactos que vemos hoy en la vida marina y en nuestras playas parecerán pequeños comparados con ese futuro indeseable.
Esto es lo que la industria del plástico no quiere que sepa: el reciclaje por sí solo no puede resolver este problema. La sugerencia de que sí puede es un mito. Sólo se ha reciclado el 9% de todos los residuos plásticos generados.
El plástico está en todas partes. Está en nuestra comida, en nuestra agua e incluso en nuestro aire, y nuestros gobiernos tienen que reducirlo. Mientras los líderes se reúnen esta semana en Panamá para la octava conferencia anual Our Ocean, hacemos un llamado a Panamá y a otras naciones para que se comprometan a llevar a cabo mayores acciones para reducir los plásticos desde su origen.
Sabemos que esto es posible porque muchos gobiernos ya han empezado a actuar. Panamá fue la primera nación centroamericana en prohibir las bolsas de plástico y también ha prohibido el uso de otros artículos de plástico desechables. Muchos otros países, como Chile y Canadá, la Unión Europea y el estado estadounidense de California, han empezado a reducir el plástico desde el origen para impulsar una reducción de la contaminación por plástico y hay más en camino. Una serie de compromisos nacionales para reducir los plásticos desde el origen sería una forma trascendental de celebrar “Nuestro Océano” aquí en Panamá esta semana.
Las autoras son actriz y cantante, y directora de Políticas de Oceana, respectivamente.