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Octavio Méndez Pereira

Octavio Méndez Pereira, uno de los panameños que más ha aportado al país, nació en esta fecha (30 de agosto de 1887). Alguna noción tenue e imprecisa existe acerca de él, sobre todo en conexión con la Universidad de Panamá, de la que fue su primer rector (1935-1940) y a cuyo cargo retornó en 1943, hasta su muerte en 1954.

Puso en marcha aquel centro de estudios, preocupándose por reclutar a los mejores profesores disponibles, independientemente de su nacionalidad u orientación política. Su amplitud de miras, propia del auténtico universitario, contrasta con la tendencia actual a cerrarles el paso a calificados educadores extranjeros e, inclusive, panameños que no hayan egresado de esa misma casa de estudios, lo que ha contribuido a convertirla, de acuerdo con el Dr. Omar Jaén Suárez, en “una de las más oscuras intelectualmente de Latinoamérica”.

Gracias al amplio criterio y al compromiso con la libertad académica que le imprimió a su administración, la Universidad de Panamá pronto comenzó a cumplir el objetivo para el cual fue inaugurada: el de formar profesionales en áreas necesarias para el desarrollo social y contribuir a la forja de un cuerpo ciudadano comprometido con el perfeccionamiento de la independencia nacional.

El deterioro vino más tarde, cuando comenzó a politizarse para convertirla en punto de apoyo a la dictadura militar. Se expulsó de su claustro a catedráticos de renombre que no comulgaban con el régimen castrense y se abrieron las puertas al clientelismo y la corrupción.

La personalidad intelectual de Méndez Pereira se constituyó a partir de su natural interés por el conocimiento y las humanidades, los estímulos familiares que recibió en su infancia y juventud, y la educación recibida en Panamá y el extranjero.

Entre los tantos beneficios que recibió el Istmo tras su separación del centralismo bogotano—separación que el actual gobierno colombiano quisiera revertir—estuvo la creación de un sistema educativo eficaz, al cual tuvo acceso Méndez Pereira.

De acuerdo con el profesor Francisco Céspedes, en La educación en Panamá, a pocos meses de establecerse la república “se crearon y organizaron las dos escuelas normales”—para hombres y mujeres, respectivamente—”las cuales comenzaron muy pronto a formar maestros en cursos de tres años. Frutos de la primera cosecha de la de varones fueron Octavio Méndez Pereira, José D. Crespo, Cirilo J. Martínez, Alejandro Tapia y otros profesionales que contribuyeron notablemente al desarrollo de la educación panameña” (pág. 54).

Luego de recibirse de maestro, el joven Méndez Pereira logró una beca para seguir estudios avanzados en el extranjero. La Ley N°11 de 1904 autorizó “al Ejecutivo para enviar al exterior a veinticuatro jóvenes, de trece a veintidós años, a educarse en distintos ramos del saber, con el compromiso de servir al país, durante tres años después del regreso, dondequiera que el gobierno lo tuviera a bien”, de acuerdo con Céspedes (pág. 55).

Méndez Pereira prosiguió su formación en el Instituto Pedagógico de Chile, de donde egresó en 1912 con el grado de profesor de Estado, título que corresponde al primer nivel de la educación superior. “En el exterior y especialmente en la costa del Pacífico”, aclara Rolando Mellafe, de la Academia Chilena de la Historia, “la fama del profesionalismo y solidez científica del Instituto atraía a cientos de estudiantes que venían a adquirir los conocimientos y experiencias para luego ponerlos en práctica en sus diferentes países.”

Recalco estos aspectos formativos en la carrera de Méndez Pereira por la importancia que tiene, para el aprovechamiento del talento nacional y su direccionamiento hacia objetivos de desarrollo, la acción inteligente y meritocrática del Estado, alejada del clientelismo, el populismo y la estupidez, y orientada a promover oportunidades educativas de alta calidad. Méndez Pereira, producto de aquel sistema instaurado a inicios de la república, es prueba fehaciente de la utilidad de aquella visión de la educación.

De vuelta a Panamá fue profesor y pedagogo, escritor de gran prestigio dedicado a temas políticos y culturales, dirigente del liberalismo, rector del Instituto Nacional (1918-1924) y secretario (ministro) de Instrucción Pública (1924-1927). Posteriormente, representó al país en el exterior y, como se mencionó, dirigió, en sus inicios, la Universidad de Panamá.

Uno de los aspectos más relevantes de su obra fue la dedicación por caracterizar y dar sustancia a la identidad nacional. En la creación de una narrativa identitaria, Méndez Pereira—”uno de los hispanoamericanos más eminentes que apreciaron a Miguel de Cervantes”, según la Biblioteca Virtual de la Filología Española—recurrió a la ascendencia española y su confluencia con la raíz indígena para explicar el surgimiento de la nación panameña.

Definió esta nación como un conglomerado hispanoamericano, de lo cual surgen, evidentemente, vínculos de afinidad con España y otros países del continente. Pero, además de hispanoamericana, la Nación panameña es, para Méndez Pereira, bolivariana, lo cual naturalmente crea, entre Panamá y las repúblicas fundadas por Bolívar, nexos de respetuosa y benéfica hermandad.

No solo eso: “Bolívar quiso plantar en el Istmo de Panamá, que su sueño de vidente señaló como capital del mundo, el árbol del Derecho y de la Libertad, cuyos frutos no pueden ser otros que la paz y la convivencia nacionales e internacionales”, según lo afirma Méndez Pereira en Bolívar y las relaciones internacionales.

Esa centralidad del Istmo en el programa de Bolívar hace a Panamá digna heredera del legado bolivariano y le confiere el alto cometido de poner en vigencia el ideario del Libertador. A ello se abocó Méndez Pereira, muy particularmente a través de la organización del Congreso de Panamá de 1926, conmemorativo del de Bolívar de 1826, el cual, en palabras del profesor David Marcilhacy (Sorbonne Université), constituyó una “oportunidad para corregir la imagen que se tenía de Panamá, una república considerada como artificial, subdesarrollada y abandonada a una tutela humillante.”

Objetivos similares como los que se trazaron Méndez Pereira y sus colaboradores deberán guiarnos hacia la conmemoración del bicentenario del Congreso Anfictiónico, en 2026.

El autor es politólogo e historiador, director de la Maestría en Asuntos Internacionales en Florida State University, Panamá y presidente de la Sociedad Bolivariana de Panamá.


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