El contralor se refirió recientemente, en una entrevista del “Knockout”, al tema de los gobiernos locales, lo cual es importante recordar. Sobre los $14 millones que Jairo Bolota Salazar recibió de la descentralización paralela, en el corregimiento del cual salió como representante en Colón, dice que a estas alturas todavía está esperando el informe de rendición de cuentas para examinarlo. Es decir, en este momento no tiene la menor idea de dónde están esos $14 millones, cómo se usaron, o no lo quiere publicitar.
Y cuando le preguntan cuántas de las 679 juntas comunales que existen han rendido cuentas en 2023 y 2024, dice que esa información no la tiene por junta comunal, pero hay “mil 87 informes”. Es decir, cuando es cuestionado sobre un corregimiento específico, dice que no ha recibido el informe de rendición de cuentas. Y cuando le generalizan la pregunta, para saber cuántos corregimientos han rendido cuentas (a diferencia del corregimiento del señor Bolota), entonces señala que no tiene ningún informe por junta comunal. O sea, al día de hoy no tiene constancia, o así lo deja entrever, de la rendición de cuentas de ninguna de las 679 juntas comunales.
Pero hay algo peor. Para justificar semejante falta de control y de fiscalización, como si fuera la gran cosa, expresa de manera genérica, sin dar ni explicar detalles, que hay “mil 87 informes”. ¿Cómo es que hay mil 87 informes para 679 juntas comunales? ¿Y esos mil 87 informes de qué son, a qué se refieren? ¿Hacia dónde se dirigen esos mil 87 informes? Para mí, al destacar tantos informes, pero evitando focalizar la rendición de cuentas en cada junta comunal, busca ocultar el desastre administrativo y despilfarro ilimitado en cada una de estas. ¿Qué clase de fiscalización lleva a cabo el contralor que no puede centralizar la rendición de cuentas en cada una de las 679 juntas comunales para el buen manejo y entendimiento de la información?
Entonces, más adelante se contradice. Señala haber visto irregularidades en algunos de los informes de supuesta rendición de cuentas, de las que ha solicitado explicaciones. Pero adiciona que esas explicaciones todavía no le han llegado. Y agrega que, si queda insatisfecho, realizaría las auditorías, las cuales no haría todavía, porque en su defecto implementaría una “cultura de corrección”. Es decir, ya no es que está “esperando” la rendición de cuentas de cada corregimiento, como el de Bolota y sus $14 millones, o que no tiene ningún informe de rendición de cuentas por cada junta comunal, por tener “mil 87 informes” de manera general y sin especificar a qué corregimientos están destinados, diluyendo así la información en beneficio de la opacidad. Ahora añade que ha visto “irregularidades” en algunos informes de supuesta rendición de cuentas, de las que ha “solicitado” explicaciones, pero que no las ha recibido.
Vaya enredo. Primero dice no tener resultados de rendición de cuentas en las juntas comunales; luego agrega que los tiene, pero no por junta comunal; y después señala que ha visto irregularidades y ha solicitado explicaciones para “corregir”, en detrimento de auditorías. Pero no dice en qué juntas comunales ha encontrado dichas irregularidades, porque su interés parece ser no concentrarse en lo que sucede en cada junta comunal, para evitar señalarlas directamente. Hace ver que está investigando, con el imponente número de “mil 87 informes”, pero no especifica dónde se levantan, ni sus resultados, y así impide o evita que se conozca cuál sería la responsabilidad de cada junta comunal ante el uso y disposición de millones de balboas a través de la descentralización paralela.
Al final, hoy la ciudadanía no sabe si corregimientos como el del señor Bolota en Colón han rendido cuentas, porque el contralor no ha recibido los informes respectivos para “examinarlos”; no sabemos cómo ha actuado cada junta comunal, sobre todo las que se han entregado a nuevos funcionarios sin ningún tipo de información, porque los “mil 87 informes” no los tiene por junta comunal (vaya descalabro administrativo y fiscalizador); pero luego destaca que ha encontrado “algunas” irregularidades, solicitando “explicaciones” sin especificar cuáles son, mucho menos en qué corregimientos, pero que esas explicaciones de parte de las juntas comunales no las ha recibido. Y en lugar de auditorías, está requiriendo dichas explicaciones para ejercer una “cultura de corrección”.
En conclusión, no existen informes de rendición de cuentas en corregimientos como el de Bolota, porque no los ha recibido; no se sabe cuántas de las 679 juntas comunales han rendido cuentas, porque los “mil 87 informes” realizados no los tiene por corregimiento; no se conoce cuáles son esas “irregularidades” que dice haber visto, ni en qué juntas comunales están, de las cuales agrega no haber recibido explicaciones; ni tampoco se han hecho auditorías, sino simplemente solicitado explicaciones (que no ha recibido todavía), para ejercer la “cultura de corrección”. La corrupción no se corrige, se audita primero y, de haberla, se denuncia después.
El autor es abogado.