Ya faltando menos de un mes para que llegue el día de las elecciones, los candidatos están haciendo de todo, y no específicamente cosas buenas, para poder llegar al poder. La carencia de propuestas concretas, transparentes y reales inunda las campañas políticas y viene acompañada de entelequias que cada día resuenan más, como tener un salario de cuatro cifras sin mencionar de dónde sacarán el dinero y qué repercusiones puede tener, especialmente en temas económicos como la inflación.
Pero no solo se trata de pésimas propuestas y de ideas. El problema mayúsculo es que quieren comprar tu voto. Sí, así mismo, te quieren comprar tu voto. Lo que es un derecho de todo ciudadano que vive en democracia, lo han transformado en un mercado creando una sociedad que se va con el mayor postor. Estas últimas semanas de campaña electoral se podrán observar cómo llegarán los candidatos de muchos partidos tocando puertas y regalando estufas, neveras, sacos de cemento, yardas de arena y piedra, bicicletas, juguetes, licuadoras, tazas y un sin número de artefactos con la finalidad de que los apoyes y les des tu voto.
Pero, ¿qué significan todos estos regalos? El añejo refrán “pan para hoy y hambre para mañana” nos da la respuesta a esta interrogante. Si bien es cierto que muchos panameños necesitan estos artefactos, no son estas cosas las que van a cambiar el rumbo del país para bien. Al contrario, te están condenando a seguir necesitando de ellos porque no piensan resolver los verdaderos problemas que afectan al país. La corrupción, la falta de eficacia para que cada institución del Estado cumpla su deber, la mala administración de los recursos, el endeudamiento exorbitante para pagar planillas estatales son los principales problemas que están ahogando al país y se ven reflejados en la falta de oportunidades de trabajo, el pésimo servicio de salud, la falta de medicamentos e insumos en los hospitales, alimentos caros, calles en muy mal estado, falta de agua, mala disposición de la basura y la mala percepción internacional que ahora último calificó a Panamá con un bajo grado de inversión.
Es lamentable cómo el clientelismo va creciendo cada día. Sin importar que hace unos meses gran parte de los candidatos, que hoy buscan la reelección, desaparecieron cuando el país más los necesitaba debido a la firma del nefasto contrato minero y las huelgas que ocasionó el mismo. Cuando se pensó que el tan aclamado “no vas” sería una advertencia para que los mismos políticos de siempre se abstuvieran de querer gobernar nuevamente, dicho pensamiento se volvió hasta en un eslogan de campaña del partido oficial, siendo esto, para algunos, una burla a los miles de panameños que salieron a las calles a manifestarse.
La política debería ser una herramienta para llevar al país al mayor desarrollo posible; sin embargo, se ha convertido en un circo donde algunos políticos literalmente hacen el papel de payasos queriendo divertir al pueblo que hace de espectador. Quizás por eso es que la estrella de la educación nunca alumbró, porque esa es la finalidad: hacer que las personas no piensen y no crezcan humana e intelectualmente, porque saben que una persona que tiene conciencia de las necesidades del país también quiere unos gobernantes que tengan la capacidad para resolver dichos problemas.
Es lamentable que toda esa maquinaria de campaña electoral sea pagada con los impuestos de todos, algo que quizás deba cambiar. Quien paga para que camines en su campaña, lo cual es una burla a tu necesidad de trabajo, y quien paga para comprar tu voto está dándote de comer hoy y condenándote a pasar hambre no solo mañana sino durante cinco años más. Urge tomar conciencia de que el voto es un derecho y tenemos la oportunidad de dar un giro al rumbo de Panamá para así gozar de oportunidades reales, humanas y dignas.
El autor es trabajador independiente.

