Como dijo el poeta Pablo Neruda: “Los libros que más te ayudan son aquellos que más te hacen pensar. Un gran libro de un gran pensador es un buque de pensamientos, cargado de belleza y verdad”.
Definitivamente, con una lectura amena se nutre la mente y el cuerpo. La mente se transporta hacia otras dimensiones simulando estar con los personajes ficticios o de acontecimientos que realmente ocurrieron, pero creados a la manera del autor. El que lee hace trabajar su mente hacia aventuras placenteras, aprende nuevas cosas de manera divertida. Es como otra forma de ir al cine, pero que se puede hacer en otro lugar.
En muchos países del mundo en donde la cultura de leer se ha incrementado o se volvió una actividad normal entre sus habitantes, estos han mejorado notablemente su manera de actuar y la educación está avanzada. Con la buena lectura el progreso va de la mano, y si el gobierno invierte más dinero para incentivar la lectura, el país será de primer mundo en materia de cultura.
La juventud de hoy prefiere leer a través de un celular o de la tableta, o simplemente prefiere cambiar una buena lectura por otras actividades como ver la televisión o jugar el free fire, que actualmente parece estar de moda entre la juventud, porque pasan horas y horas que nunca podrán recuperar.
Leer nos hace ser nosotros mismos, actuar bajo nuestros criterios y eleva el acervo cultural. No hay otra forma. Una persona que solamente ha llegado a la secundaria, pero que es una lectora empedernida, puede discutir sobre cualquier tema. Leer nos ayuda de diferentes formas, aparte de mejorar la ortografía y la gramática, que con solo observar el Facebook nos damos cuenta de la carencia de lectura entre la gente de todas las edades. Leer nos ayuda a ser personas analíticas.
Mientras leemos nos alejamos de nuestras preocupaciones, es una forma de diversión que con el tiempo nos transforma en mejores personas; leer es primordial si queremos cambiar el mundo, estaríamos enrumbando el país hacia mejores derroteros en un mundo que cada vez es más competitivo y difícil a todas luces.
Tenemos a nuestra disposición exquisitas novelas como las de Ernest Hemingway, Gabriel García Márquez, Vargas Llosa, Antoine de Saint-Exupéry; o de autores panameños como Rosa María Britton, Enrique Jaramillo Levi, Rose Marie Tapia R.; o de autores universales como Paulo Coelho, Herman Melville, Julio Verne o de Mark Twain, que con sus aventuras de jóvenes hacen recrear la mente, y muchas otras que nunca dejarán de ser amenas ni pasarán de moda por su contenido y enseñanza. Igualmente, están a la disposición, si lo prefieren, libros de historia o de ciencias, solo hay que buscarlos.
Espero que con la creación del Ministerio de Cultura, que es una excelente iniciativa del actual gobierno, se pueda ayudar de verdad a promover, patrocinar, motivar y forjar una verdadera cultura en las escuelas, en donde una de las áreas primordiales sea que nuestros jóvenes lean libros que los hagan ser mejores personas y más preparadas. Además, el Ministerio de Cultura debe promover que más autores nacionales puedan llegar a convertir en realidad su trabajo y su talento, para que los panameños podamos ejercer nuestro derecho a la cultura.
El autor es docente de inglés