La polifarmacia designa el uso crónico de 5 o más medicamentos recetados para el tratamiento de enfermedades no transmisibles. Esto ocurre usualmente en la población adulta mayor, e impacta su calidad de vida. Hace poco la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá y el grupo de investigación PARI-HD, liderado por la doctora Gabrielle Britton del Indicasat Aip, investigamos la asociación entre la polifarmacia y la función cognitiva, el estado de salud subjetivo, la fragilidad y las caídas en adultos mayores de 60 años en nuestro país.
La tasa de polifarmacia fue de 19.5%. Los resultados mostraron que, a mayor consumo de medicamentos, menor era la consideración subjetiva de su salud por las personas. También resultó que quienes utilizan varios medicamentos tienen una probabilidad de caerse hasta 2 veces mayor en el último año, y que la polifarmacia se vinculaba con la pre-fragilidad y la fragilidad asociadas al envejecimiento acelerado de órganos y sistemas, lo cual genera mayor vulnerabilidad a los factores de estrés que impactan la salud. En cambio, y a diferencia de estudios anteriores en otras latitudes, la polifarmacia no se asoció con el deterioro cognitivo.
Estos resultados, publicados en la revista Journal of Alzheimer’s Disease, tienen gran relevancia en la salud pública de Panamá, cuya población envejece cada vez más, lo que conlleva al diagnóstico y tratamiento de enfermedades que tienen un costo importante para el sistema de salud y para las familias e individuos. Para el sistema, estas carencias se expresan sobre todo en la escasez y el alto costo de los medicamentos. Así, la capacidad del personal de salud para orientar a los adultos mayores en el uso de medicamentos, y la aplicación de técnicas para reducir el número de fármacos que prescriben, tendría un impacto importante en la calidad de vida de las personas, en la reducción de eventos adversos a medicamentos, en el costo institucional por la compra de estos, y en la atención hospitalaria de pacientes que requieran hospitalización por caídas.
Investigar los padecimientos de nuestra población no solo permite hacer intervenciones apropiadas. Además, y, sobre todo, genera la evidencia necesaria para formular las políticas públicas que hacen falta para mejorar el estado de salud de la población.
La autora es doctora en farmacología y presidenta de Ciencia en Panamá