El pasado jueves, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) aprobó reducir en 25 puntos básicos los tipos de interés de referencia en la Unión Europea. Con este ajuste, la tasa de referencia para las operaciones principales de financiación será de 4.25%, la de la facilidad de depósito será de 3.75% y la de la facilidad marginal de préstamo será de 4.50%.
Este movimiento cobra importancia por dos razones: 1) es el primero a la baja desde 2016, siendo un punto de inflexión de la política monetaria europea que, desde julio de 2022, ha aumentado en 4.5% los tipos de interés y 2) se trata de la primera reducción de tasas de uno de los principales bancos centrales del mundo.
De allí las preguntas: ¿iniciará el BCE un relajamiento de su política monetaria? ¿Emulará la Fed en su próxima reunión la actuación del BCE? Sobre la primera pregunta, no hay indicios de que el BCE vaya a seguir reduciendo los tipos de interés. De hecho, los datos más recientes indican que en la zona euro se ha registrado un ligero repunte en la inflación con una variación anualizada de precios del 2.6%, por lo cual no se prevé alcanzar en el 2024 el objetivo de inflación de 2.0%, mientras que la tasa de crecimiento económico se ha revisado al alza, con un incremento del PIB de 0.9% esperado para el 2024.
Al final de la reunión se indicó que las próximas decisiones se basarán en un enfoque dependiente de datos y se tomarán en cada reunión. El mercado traduce este señalamiento en que no hay evidencias que indiquen una tendencia en la política monetaria ni en precios ni en crecimiento económico, pues aún es latente el riesgo de rebrotes inflacionarios y el crecimiento puede ser afectado por un entorno caracterizado por un debilitamiento de la economía mundial y la presencia de tensiones geopolíticas.
En cuanto a la segunda pregunta, para la reunión de la FED de esta semana, las probabilidades de variación en los tipos de interés de referencia son bajas. Esta reunión coincidirá con la publicación de los datos de variación anualizada del IPC a mayo, que según las expectativas de los analistas no diferiría con respecto a la cifra de abril: 3.4%.
Igualmente, los niveles de aumento del PCE de 2.8%, además los recientes datos de empleo y crecimiento económico en Estados Unidos no dan sustento al inicio del esperado aterrizaje suave. Por lo tanto, no se espera un acoplamiento de estos bancos centrales.
¿Cómo ha reaccionado el mercado en la semana ante esta divergencia? En cotización de monedas, el dólar se ha apreciado frente al euro en 0.38. En renta fija, el impulso de los precios de los bonos del tesoro norteamericano a 10 años disminuyó el rendimiento exigido por los inversionistas en 8 puntos básicos, mientras que el bono alemán lo hizo en 5. Por ahora, los inversionistas tratan de ubicar pistas más claras para sustentar sus decisiones en el segundo semestre.

