El pasado 29 de enero se celebró el Día Nacional del Farmacéutico. Especialmente este año, esta fecha nos hace reflexionar sobre su trabajo y su papel como parte del equipo de salud, pues comienza su proceso de certificación y recertificación, mecanismo por el cual han pasado otros profesionales de las ciencias de la salud con el fin de potenciar su formación para brindar una mejor orientación e información a los pacientes.
El uso adecuado de medicamentos por parte de nuestra población es un asunto perentorio, así como la introducción de hábitos de vida saludable que retrasen la aparición de enfermedades prevenibles.
Los datos del Ministerio de Salud y de la Caja de Seguro Social — obtenidos a través de los censos de salud realizados a lo largo del territorio— permiten tener una idea de la tendencia poblacional que se enferma a edades más tempranas, creando un impacto a la economía del país, así como el peso o la carga impositiva en la seguridad social con lo que respecta a la compra y abastecimiento de medicamentos para tratar patologías crónicas.
Para los tomadores de decisiones, el proceso de adquisición y compra de medicamentos representa un reto, pues este debe considerar la eficacia y seguridad de estos, pero también ajustarse al presupuesto que las instituciones públicas de salud destinan para este renglón.
La dirección de Farmacias y Drogas es la instancia encargada de asegurar que los medicamentos que entren al país cumplan con los parámetros y normas que solicitan las agencias regulatorias internacionales y robustas como la FDA (Estados Unidos) o la EMA (Unión Europea) para la introducción de nuevas terapias, así como las alertas sobre medicamentos que se están utilizando.
Un elemento de especial interés lo constituye la nueva generación de medicamentos biotecnológicos que, además de posicionarse como herramientas de primera línea en la lucha contra patologías como el cáncer o las autoinmunes, ha modificado el panorama de evaluación y aprobación de los registros sanitarios. Estos fármacos representan un renglón oneroso, que crece cada día en las listas de los cuadros básicos de medicinas de las instituciones de salud y a los que hay que evaluar, pero con los conocimientos científicos que la naturaleza de los biotecnológicos requiere.
El farmacéutico vive como cualquier otro profesional de salud, un momento de muchas transformaciones, que requiere educación y formación continua, más allá de la recibida durante su licenciatura.
La autora es profesora en la Universidad de Panamá y miembro de Ciencia en Panamá.