En muy buena hora llegó el Movimiento Renovación Universitaria a la dirección de la institución, teniendo la clara perspectiva de un nuevo amanecer en beneficio de la educación superior.
El Centro Regional Universitario de Colón (CRUC) asiste a la apertura de una importante cantidad de programas de posgrado, que le ofrecen a los profesionales la posibilidad de fortalecer sus conocimientos y especializarse en sus respectivas áreas de interés. Esto es importante para la sociedad colonense, que cada vez más requiere un recurso profesional de alta calidad.
Es cierto que en la oferta de programas de especialización se ha dado un paso de significativa importancia, pero también habría que esforzarse por observar qué ha ocurrido con la contratación del personal docente. Sin negar la presencia de calificados y excelentes profesores que dictan clases en los diversos programas, la nueva administración del CRUC ha encontrado situaciones que obligan a una exhaustiva investigación en materia de la selección del personal docente y en otros aspectos.
No aparecen por ningún lado los documentos que den fe de las evaluaciones de los docentes enlistados para participar en los programas. No se han encontrado algunos los expedientes de profesores y esto es muy grave, por tratarse de documentos confidenciales y necesarios para la selección del profesor. Lo más crítico y escandaloso es el hecho de que pareciera que los programas de posgrado en el CRUC se convirtieron en una especie de botín destinado a cierto grupo. Hay nombres de profesores que se repiten en los cursos, al punto de que en el periodo 2013-2016 han tenido hasta 23 asignaturas (esto sin tomar en cuenta otros años). Frente a ello, un funcionario de la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado de la Universidad de Panamá planteaba su preocupación e indagaba sobre el hecho de la repetición de nombres. Téngase en cuenta que los cursos de posgrado, en algunos casos, pagan hasta mil dólares, lo que da una idea del problema.
Pero el asunto se agrava además frente al cumplimiento estricto de las horas destinadas a las clases, puesto que en algunos casos se labora una cantidad de horas no correspondientes con las que fueron destinadas en la contratación ni las que señala el programa.
Pero las situaciones descritas agravan el asunto, todo se hace más crítico si añadimos la falta de algunos bienes destinados a la Coordinación de Posgrado en Colón o situados en otros lugares.
Debemos, reconocer la labor de Juan Gómez, vicerrector de Investigación y Posgrado de la Universidad de Panamá, y su permanente interés por Colón y los programas de especialización, no obstante, urge realizar una investigación para determinar responsabilidades ante estas irregularidades.
