Me preguntan qué pasó con la transacción de los puertos y el discurso del Congreso?
Pues, si realmente se sabe, nadie lo sabe. Yo tampoco. Pero podemos especular un poco.
El manejo de Ucrania y Europa demuestra que lo que parece geopolítica con estos personajes, muchas veces es más negocio que geopolítica. El uso del poder para generar condiciones para los negocios. Piden más gasto militar a Europa y, de inmediato, aumentan los pedidos a los fabricantes americanos de armas. Lo que comenzó como una guerra para defender la soberanía ucraniana, se convirtió en un negocio por los minerales. En fin.
En cuanto a la famosa transacción portuaria y el discurso del Congreso, parece que todo es un negocio de los intereses cortesanos extranjeros. Los de aquí no serán santos, pero bien podría ser que los de allá los tengan fuera, porque no los necesitan. Al menos eso parece. Una cosa es estar enterado, y otra diferente es ser parte del asunto. Dios sabrá.
Sospecho que los grandes intereses de allá compraron y los de acá están excluidos. Apuestan a que los de aquí no se atreverán a hacer nada. Y también creo que lo mismo puede estar pasando con la mina. ¿O quizás ya pasó?
Estoy convencido de que no se van a detener aquí. Quieren el Canal de verdad. Supongo que será un combo de socios extranjeros. ¿Será así? No olviden: El Canal genera, libre de polvo y paja, US$2,500 millones anuales y puede crecer si se hace la reserva de río Indio y el gaseoducto.
Estos tipos probablemente piensan tomar el control del gobierno federal con una entidad muy pequeña, ponen un par de soldados para hacer el show de que están garantizando la “seguridad nacional”, y luego descuartizan y privatizan todos los servicios del Canal para compañías de su país. Reducen las utilidades a 1,000 millones, le dejan a Panamá 500 y se quedan con el negocio.
Yo creo que son capaces. ¿Ustedes qué piensan? El tipo no se va a quedar quieto. Me parece que no. No lo hizo McKinley con España y Cuba (1898). Tampoco lo hizo Hitler con Chamberlain e Inglaterra, a propósito del territorio checo (1938). Los escenarios son muy parecidos. De hecho, nuestro escenario es peor, porque Panamá tiene cero capacidad militar.
¡Hay que finalizar la política de apaciguamiento! Como el contratista no ha cambiado, hay fórmulas legales para dar por finalizada la concesión. El Estado de Panamá debe quedarse con la administración de esos dos puertos y pasarlos a la administración de la ACP, tal como está perfectamente permitido por la Constitución y la Ley. Si podemos administrar el Canal, que es más complicado, también podemos administrar esos dos puertos.
¿Tiene riesgos enfrentarlos? Claro que sí. Pendejo no soy. Pero si no hacemos nada, probablemente el resultado sea el mismo. Es mejor jugar un partido difícil que perderlo sin salir a la cancha.
El autor es abogado.

