La Asamblea Nacional aprobó prorrogar por 20 años el contrato a la empresa Colón Container Terminal (CCT), cuya aprobación inicial se dio en 1996, durante el gobierno de Ernesto Pérez–Balladares. En efecto, mediante Ley 12 de 1996 se aprobó el “desarrollo, construcción, operación, administración y dirección de una terminal de contenedores en el puerto de Coco Solo Norte, entre el Estado y la sociedad Colón Container Terminal.
Debe quedar claro que esa terminal portuaria fue construida donde estaba una antigua base naval de Estados Unidos. Para ello, los colonenses vieron sacrificar una serie de infraestructuras, incluyendo un excelente conjunto de viviendas que terminaron derribadas. En nombre del desarrollo, se daba paso a CCT y, como todas las veces, se edificó el discurso de una obra que beneficiaría a Colón.
En 2015, CCT se expandió construyendo un nuevo muelle que para el presidente Juan Carlos Varela, quien asistió a su inauguración, era positivo para la provincia. En el periodo pasado, los pocos moradores que quedaron en la comunidad de Coco Solo, a lo sumo 171 familias, ubicadas en lo que se conoció como el “albergue”, alzaron su voz de protesta por el ambiente inhóspito e insalubre en que vivían. Hablo de parte del entorno de la compañía portuaria CCT.
Cumplido el periodo del contrato y, de conformidad con lo establecido en la cláusula séptima en los términos de la posibilidad de una prórroga, la Asamblea decide extenderla 20 años. El Gobierno Nacional, representado por el ministro, Álvaro Alemán, planteó ante la Asamblea que la CCT cumplió fielmente con lo establecido en el contrato, entre ello, el pago que debió hacer al Estado. Con el discurso, siempre esgrimido, de los que se refieren a obras y a Colón, la prórroga ha de traer beneficios a la economía colonense. No obstante, contrario a esa visión, dos diputados por Colón, Irasema Ayarza de Dale y Nelson Jackson, dieron un voto en contra.
La exposición de la diputada De Dale, valiente y de un alto contenido regionalista, dejó al descubierto a CCT al señalar que durante todo este tiempo no había dejado una sola obra de significación ni había hecho aportes de trascendencia en esa provincia; en cambio, se había enriquecido con la aquiescencia de los gobiernos, en una ciudad y provincia que están hechas una miseria. Apeló a su condición de colonense y portavoz para rechazar y oponerse radicalmente a esa prórroga que consideró lesiva a los intereses de Colón.
De Dale fue enfática al caracterizar a Colón como una provincia abusada y maltratada. Con eso dejó consignado que el Gobierno Nacional se mueve en razón del interés de los poderes económicos, y no del bienestar del “pueblo primero”.
