El presidente de Panamá, José Raúl Mulino, dijo que Trump estaba “mintiendo una vez más” en una publicación en X el miércoles por la mañana. “El Canal de Panamá no está en proceso de ser recuperado... ¡el Canal es panameño y seguirá siendo panameño!”
¿Para qué se necesitaba esta aclaración del presidente Mulino? Veamos. En una movida de ajedrez estrictamente comercial, desvinculada de política o de soberanía, el billonario Larry Fink (registrado como Demócrata, pero se tutéa con Trump) está dispuesto a invertir 23 billones de dólares para adquirir los negocios que maneja, en 43 puertos del planeta, la compañía Hutchinson, establecida en China-Hong Kong. Entre esos 43 puertos, dos están situados en Panamá: Balboa y Cristóbal.
Informada por la propia BlackRock, la Agencia de noticias Reuters subraya que “no hubo consideraciones políticas en esta transacción; es meramente un acto comercial” entre ambas compañías.
Reuters subrayó, con obvia intención sarcástica, la palabra “recuperar” usada por Trump la noche del 4 de marzo en su discurso ante el Congreso. ¿Por qué subrayó eso? Porque Trump fue informado de toda esa transacción comercial luego del hecho; es decir, Trump no tuvo rol en ese negocio del billonario Fink.
Una cosa sí es cierta: el negocio de navegación y transporte marítimo está atrayendo las miradas y bolsillos de socios e inversionistas a nivel global, probablemente a raíz de toda la algarabía hecha por Trump acerca de recuperar para Estados Unidos nuestro recurso natural, más allá del Canal: nuestra ideal posición geográfica.
A continuación, algunos elementos de la transacción comercial que BlackRock y Hutchinson estarían concretando:
Hutchinson vende su participación mayoritaria de su unidad portuaria, valuada en 23 billones de dólares.
BlackRock tendrá así un 90% de la Panama Ports Company (PPC - Hutchinson en Panamá).
Hutchinson también dice que la venta es puramente comercial y no tiene relación con la política.