Tras las solemnes promesas del presidente estadounidense Joe Biden; del primer ministro de Inglaterra, Boris Johnson; del presidente de Francia, Emmanuel Macron; de voceros de la Unión Europea y de la NATO, y de muchas figuras de peso que aseguraron al mundo que bajo ninguna circunstancia dejarían que Rusia ganara la guerra en Ucrania, estamos viendo, en vez del triunfo, un panorama de desolación y derrota.
Sumado a la vergüenza del momento, está el miedo al futuro. No hay que agudizar mucho el oído para escuchar los cascos… cabalgan los jinetes apocalípticos que vienen a repartir desgracia si Vladimir Putin se sale con la suya.
De “catastróficamente” insuficientes califica un comandante ucraniano los armamentos con que cuenta en estos momentos para detener la invasión rusa. Catástrofe es la palabra que califica el límite de lo malo, el avión que se estrella, el derrumbe de las Torres Gemelas, el fin del mundo.
Si la vergüenza no agacha a los líderes que juraron apoyar a Ucrania hasta lograr la victoria, el miedo debería tenerlos preocupados por un Putin que corroboró que no tiene que temer a las democracias, pues basta emplear más y más fuerza, más y más violencia, para triunfar.
Es muy difícil, en esta era de tantos avances tecnológicos, ver en la pantalla cómo aniquilan a un pueblo, cómo destruyen sus ciudades, cómo le disparan a niños y mujeres cuya sangre vemos derramarse por las calles, llenarnos de dolor e ira, y comprobar que esa pantalla no nos permite meternos en la pelea y defender, aunque sea con piedras, a los martirizados.
Creo imposible negar la similitud del comportamiento de Hitler, que atragantaba países mientras las democracias vecinas esperaban que se detuviera, con los propósitos de Putin que vemos puestos en marcha en Ucrania y la indecisión de la NATO en detenerlo a tiempo, es decir, desde el principio y antes de una derrota.
¿Qué seguirá geopolíticamente, si Putin le demuestra a China de lo que ha sido capaz? Bien podrían formar una mancuerna férrea que cambiaría las relaciones internacionales y el mundo como lo hemos conocido.
La autora es escritora

