La corrupción ha sido un problema durante mucho tiempo, pero solo recientemente ha ganado mayor atención por parte de la sociedad. Esto se debe a la enorme cantidad de casos de corrupción que han salido a la luz últimamente, así como la conciencia sobre el hecho de que la corrupción puede tener un efecto profundo y perjudicial en las vidas de las personas. En el Índice de Percepción de Corrupción 2022 de Transparencia Internacional, donde se evalúa cómo las personas evalúan a sus países desde al menos al más corrupto, Panamá se ubica en la posición 101 por debajo de Brasil, Argentina, Colombia, Cuba, Costa Rica y Chile para mencionar algunos (transparency.org/en/cpi/2022).
La razón principal por la que los gobiernos relativamente más pequeños son menos propensos a la corrupción es porque sencillamente hay menos oportunidades para robar. En un gobierno mas pequeño, los ciudadanos tienen más control sobre sus funcionarios y es más fácil responsabilizarlos por sus acciones. Además, un gobierno más pequeño puede ser más eficiente y efectivo en la provisión de servicios públicos al no tener la enorme burocracia que caracteriza a los países percibidos como más corruptos.
Hay países con gobiernos más pequeños que han logrado reducir significativamente la corrupción. Por ejemplo, los países nórdicos, como Dinamarca, con una población de 5.9 millones y Finlandia, con una población de 5.5 millones (posiciones 1 y 2 en el Índice de Transparencia respectivamente) que tienen gobiernos relativamente pequeños.
Los gobiernos grandes tienden a ser más propensos a la corrupción porque sencillamente hay más oportunidades para saquear al erario. Cuanto más grande el gobierno, más difícil es para los ciudadanos supervisar sus acciones.
Un claro ejemplo es el caso de Venezuela (Posición 177 con países como Libia, Yemen, Siria y Somalia). Este país ha sido durante la era “Bolivariana” uno de los países más corruptos del mundo. La corrupción en Venezuela se ha extendido a todos los niveles del gobierno, desde el más alto nivel de la política hasta el nivel local. Esto ha sido posible en gran medida debido al tamaño del gobierno.
En tal situación, la creciente preocupación sobre la corrupción nos lleva a preguntarnos qué podemos hacer para prevenirla. Hay un montón de ideas acerca de cómo combatir la corrupción, pero hay una cosa que sin duda deberíamos considerar: reducir el tamaño del gobierno. Mientras más pequeño sea el gobierno, menos personas serán responsables de la toma de decisiones y, por lo tanto, hay menor riesgo de que se cometan actos de corrupción.
Además de eso, llevar al gobierno a un tamaño más pequeño implica aumentar la responsabilidad y el control sobre quién tiene acceso a los recursos públicos. Esto ayudará a reducir la posibilidad de que los individuos encargados abusen de su posición para beneficiarse a sí mismos al tener la lupa de la transparencia sobre su diario actuar.
Suena fácil, pero reducir el tamaño del gobierno no es poca cosa. Muchos políticos y funcionarios tienen intereses creados en mantener el status quo, y muchas personas dependen del gobierno para obtener empleo. Por lo tanto, reducir el tamaño del gobierno debe hacerse con cuidado y con un enfoque en la eficiencia y la eficacia.
Una forma de lograr esto podría ser a través de la descentralización del poder. En lugar de tener un gobierno centralizado que maneje todo, podemos dividir el poder y la autoridad entre diferentes niveles de gobierno entre las provincias. Esto permitiría a los ciudadanos participar más en la toma de decisiones y aumentaría la competencia entre proveedores de servicios públicos. Que cada provincia se ajuste a su realidad y otras se copien de los que alguna en particular está haciendo bien. Una especie de laboratorios de política pública a nivel local.
La descentralización también acarrea problemas en la medida de que se le entregan fondos a funcionarios locales con poco conocimiento y adiestramiento en cuanto al manejo correcto de los fondos asignados.
En fin, ¿Qué les parecería una plataforma de políticas públicas de alguno de los candidatos que por allí se asoman sugiriendo adelgazar al Leviatán y poner el Estado en condiciones para responder eficientemente a las necesidades a los ciudadanos que igualmente han tenido que adelgazar en la era pos-covid?
El autor es director de la Fundación Libertad
