La cuestión de los réditos o utilidades del Canal ha sido objeto de pronunciamientos recientes por parte de personajes destacados del país. Éstos incluyen el llamado de un comentarista radial a que el administrador de la ACP neutralice los efectos negativos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China; otros señalaron que el Canal debe ser un motor de crecimiento económico coadyuvando al mejoramiento del bienestar ciudadano y un diputado manifestó que la ACP debe incrementar su aporte al Estado.
Todo ello merece intentar un análisis, aún dentro de la brevedad de una columna de opinión.
La capacidad de la ACP para incrementar sus ingresos y utilidades tiene límites por razón del mercado que atiende y de la competencia actual y futura. La demanda por el uso del Canal depende del desempeño del comercio mundial, sobre el que no tenemos ninguna capacidad de influir.
Además, el Canal de Suez es un competidor importante por la flexibilidad que tienen para acomodar sus peajes y por el posible desvío de la carga en la travesía de Asia a Europa a barcos mayores que los neopanamax. La ruta transcontinental en Estados Unidos es una alternativa viable para importaciones de alto valor o entrega urgente y para la exportación de granos, entre otros. Entre las amenazas futuras están una eventual apertura de la ruta del Ártico, una vez el deshielo lo permita, aumentos en el tamaño de los barcos, nuevos métodos de transporte y la desaceleración de la economíaen China. Por ello debemos continuar mejorando cada día la competitividad de la vía y manejar con gran esmero, prudencia y profesionalidad la política de peajes.
La capacidad de la ACP para hacer mayores aportes al Estado está condicionada por sus ingresos, la política de peajes y las reservas que debe constituir según la ley para asegurar el funcionamiento eficiente del Canal y alcanzar la rentabilidad que la Constitución de la República exige de la ACP. Esta cuestión de los aportes al Estado merece un análisis especial.
El objetivo debe ser que el Canal sea cada vez más rentable para poder incrementar su aporte al Estado y al bienestar de la Nación. Para ello hay que asegurar que haya suficiente agua para el consumo humano y el funcionamiento del Canal.
En lo económico debemos aspirar a que el Canal y sus riberas se conviertan en un foco de atracción de actividades conexas que generen más tránsitos, empleo e ingresos. Estas actividades incluirían un nivel mayor de transbordo, procesamiento industrial para la reexportación, redistribución internacional de bienes en gran volumen, puertos especializados de gas, otros combustibles, granos, vehículos y equipo pesado: un gran centro logístico del que tanto se habla, pero que no se concreta.
La ACP ha estudiado varios proyectos de aprovechamiento de las riberas canaleras y elaborado un plan maestro que coordinaría su ubicación e interrelación, pero la cuestión es, ¿cómo hacerlo efectivo?
Para lograrlo no existe una institución pública con un claro mandato para desarrollar un centro logístico y que tenga la capacidad para realizarlo. Hay un Gabinete Logístico que reúne a un gran número de instituciones del Estado y una secretaría que no cuenta con recursos adecuados para definir una estrategia e implementarla.
Las opciones que veo son: empoderar legamente a la ACP asignándole las facultades necesarias; crear un nuevo ente estatal para el desarrollo logístico; y, asignarle esa función al Instituto de Planificación que se ha anunciado se crearía a nivel de la Presidencia de la República.
Corresponde al gobierno elaborar una propuesta sobre el centro logístico y someterla al debate ciudadano. En lo personal, me inclino por empoderar a la ACP, dado que mis experiencias como ministro y como miembro de la Junta Directiva de la ACP me dicen que esta cuenta con los cuadros técnicos y la eficacia administrativa que no adornan a otras instituciones públicas o que serían difíciles de construir a partir de cero en una nueva institución.
El autor es economista