Nuestro héroe de hoy, Roberto Clemente, nació el 18 de agosto de 1934 en el barrio de San Antón en Carolina, Puerto Rico. Sus padres, Melchor Clemente y Luisa Walker, fueron personas sencillas y trabajadoras. Melchor trabajaba cuidando plantaciones de caña de azúcar, mientras que Luisa administraba una tienda de comestibles.
Se comenta que Roberto practicó atletismo (distancias cortas y jabalina), pero fue el béisbol lo que llamó su atención. Al terminar la secundaria, jugó para los Cangrejeros de Santurce, de la Liga Invernal de Puerto Rico, donde llamó la atención de scouts de equipos de Grandes Ligas y en 1954 firmó por un bono de $10,000 con los Dodgers de Brooklyn.
Clemente, a pesar de ser un bono muy alto para la época, no fue incluido en el roster del equipo mayor y, de acuerdo con las reglas de la época, debió ser puesto por asignación, y en esa forma terminó en la organización de los Piratas de Pittsburgh, quienes por $4,000 obtuvieron sus servicios. Sus primeros años fueron muy duros, tratando de batear contra lanzadores de Triple “A”, pero los técnicos de
Pittsburgh habían reconocido sus talentos y sabían que era asunto de tiempo.
En 1955, el muchacho de Carolina fue llamado al equipo grande, donde se inclinó por usar el número 21, equivalente al número de letras que tenía su nombre completo (Roberto Clemente Walker). Originalmente, el número 21 estaba reasignado a su compañero de equipo Earl Smith, por lo que, mientras tanto, Roberto usó el número 13, hasta que el número 21 fue asignado a él. Es imposible, en un espacio limitado, describir todo lo que este distinguido atleta hizo, pero por lo menos podemos describir sus más importantes logros. Clemente, primero que todo, ha sido identificado como el mejor jardinero derecho de la historia de las mayores, por su gran cobertura, velocidad, habilidad y brazo. En 17 temporadas completas, bateó para .317 con 240 cuadrangulares y 1,305 impulsaciones. Conectó un total de 3,000 imparables. Fue ganador de dos Series Mundiales, en una de las cuales jugó contra el panameño Héctor López de los Yankees de Nueva York en ese tiempo y que ganaron los Piratas, dejando en el terreno en el noveno episodio a los Mulos de Manhattan, mediante un cuadrangular histórico de Bill Mazeroski. Es ampliamente conocida la amistad de Roberto con el también panameño Manny Sanguillén, quienes establecieron una amistad de hermanos desde las Ligas Menores. En 1971, derrotaron a los Orioles de Baltimore en la Serie Mundial, logrando Clemente su segundo título mundial y los honores de Jugador Más Valioso (MVP).
Clemente murió en un accidente de aviación, llevando provisiones a Nicaragua, donde es idolatrado. Los nicaragüenses habían sufrido los estragos de un terremoto masivo que dejó a muchas personas sin casa y sin alimentos. Roberto, en un gesto impresionante, fletó un avión con provisiones; desafortunadamente, el vuelo no pasó de la costa puertorriqueña.
Sus grandes actuaciones en el béisbol de las mayores permiten que toda organización de MLB se incline en tributo a este pelotero latino, que hizo historia con su guante, su bate y su interés por servir a los demás. Roberto Clemente era un hombre de carácter fuerte y sus relaciones con la prensa norteamericana no fueron buenas, pues no le dieron los méritos que se merecía, hasta el punto de mofarse de él por su limitado dominio del inglés. Este prestigioso puertorriqueño, de 5 pies 11 pulgadas y 174 libras de peso, es conocido como “El Grande” y “El Cometa de Carolina” en su país, pero también es idolatrado en Nicaragua y en Pittsburgh, donde sus hazañas se hicieron sentir. Clemente fue escogido para el Juego de Estrellas en 15 oportunidades, fue nombrado Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1966, Campeón Bate en cuatro temporadas, ganador de Guante de Oro en doce temporadas consecutivas y ganador de dos Series Mundiales.
Clemente fue el primer latino en ingresar al Salón de la Fama, algo que sucedió en 1973, cuando ya había entregado su alma al creador. Todos sus logros y su historia en general sirven de ejemplo para los peloteros latinos del presente y del futuro.