El juicio de New Business me ha sorprendido. Los abogados de Ricardo Martinelli intentaron desmentir al pato: que no camina patuleco; que no escuchamos su parpeo, sino sus maullidos. ¿Que vuela? No, hace natación; que sus plumas son de lana y que se alimenta del néctar de flores, pues tiene un pico más afilado que el de un colibrí.
Pero quien escuche, vea o lea sus medios, sabe qué mano mece esas cunas. Solo hay que preguntarle a su abogado en este juicio quién es el presidente de Editora Panamá América, S.A. (Epasa) o leer los titulares de sus periódicos cuando se trata del expresidente y su familia o los aburridos programas de sus abogados en Next, cuyo centro es Martinelli. En sus juicios de fantasía, ellos son su defensa, juez y jurado... y nunca pierde.
¿Alguien cree que si Martinelli controlara La Prensa o TVN –medios en los que él es accionista minoritario– estos no habrían cambiado su línea editorial por una férrea y ciega defensa a su favor? ¿Alguien duda de que sus abogados hubiesen copado estas páginas para defenderlo? Ni siquiera yo estaría escribiendo estas líneas. Seguro que el nuevo autor llamaría esta columna “Sábado de lambonería”.
Camacho Jr. –su abogado– aseguró en sus alegatos que Martinelli no posee acciones de Epasa, pues no se han emitido. “No las tenemos”, subrayó. Luego admitió que su cliente sí es accionista, pero minoritario, y que los verdaderos dueños son los que delataron a su cliente en el juicio. Si eso es así, ¿cómo es que Camachín puede ser presidente de Epasa –según el Registro Público– si hace ver que sus teóricos jefes son unos embusteros? ¿Y cómo es que esos “mentirosos” lo tienen a él en el Panamá América siendo él parte del dream team de Martinelli?
Pero supongamos por un minuto que Martinelli no es accionista de Epasa. ¿Eso es suficiente para creer que no es el dueño? Veamos. En junio de 2015, Marta Linares y su hija Carolina constituyeron en Nueva Zelanda una sociedad: Martello Limited. Ese año –en abril–, según el libro de accionista, las acciones de Ricardo Martinelli en Empresas Martinelli, S.A. (63.60%) –que incluye el Súper 99– pasaron a manos de su esposa, Marta.
Ese paquete de acciones pasó –el 16 de septiembre de 2015– a ser propiedad de Martello, pero, en vez de ser Martinelli el beneficiario final –por ser el dueño del 63.60% de Empresas Martinelli, S.A.–, las que aparecen como beneficiarias finales de Martello eran Marta (75% de las acciones) y su hija (25%). Pero quien recibe los dividendos –de acciones que no posee– es Ricardo Martinelli, según una investigación a la contabilidad de las empresas del grupo que realizó la empresa Kroll, contratada por la propia Marta de Martinelli.
Kroll hizo una minuciosa descripción del traslado de centenares de miles de dólares de Martello a Martinelli cuando vivía en Estados Unidos: “Martello Limited es una sociedad que […] era propiedad de la señora Marta Linares de Martinelli y de Carolina Martinelli Linares; sin embargo, lo que se observa es que en la parte legal, las anteriores son las propietarias reales, pero, según evidencias contables, quien sigue controlando el 63.60% de las acciones es el señor Ricardo Martinelli y estos dineros [los dividendos], al igual que los del año 2015, 2016 fueron ingresados a Estados Unidos, a través de [el abogado] Jorge L. Gurian, para cubrir los gastos e inversiones personales de Ricardo Martinelli Berrocal”. Entonces, volviendo a la pregunta, ¿se puede ser el dueño de una empresa sin ser accionista? Ricardo Martinelli ya demostró que sí.