Sábado Picante

Sábado Picante
Milciades Concepción.


Panamá es un país contradictorio. Solía mirar el vaso medio lleno, pero ya no y, aunque hay esperanzas, apenas son destellos en una noche sin luna. Escuché al ministro del Canal, Aristides Royo –socio de la firma Morgan & Morgan, abogados de Cobre Panamá– decir que no se hará un embalse en Río Indio si los habitantes se oponen, refiriéndose a la necesidad de agua del Canal. Si tanto cree en el pueblo, ¿cómo su bufete representó a una empresa que se aferró a un contrato inconstitucional y que, como nunca habíamos visto antes, provocó la ira de un pueblo que no quiso una mina más en todo el país?

¿Es que se trata de una venganza?: Si no hay cobre para nuestro cliente First Quantum no habrá agua para el Canal… y que nos lleve el diablo a todos. Un ministro del Canal, nada menos, especulando sobre lo que sería un futuro incierto para nuestro principal patrimonio. ¿Será que el señor Royo tiene un plan B para dejar el de Río Indio a un lado? No nos lo dice, pero dudo que tenga algo qué mostrarnos y si ese es el caso, debería apelar a sus ocasionales problemas de garganta para evitar la especulación. Ya lo oímos toser una vez, y si lo hace otra vez, ¿qué importa?

Otro que causa dolores, no de garganta, sino de cabeza, es su colega Milciades Concepción, titular del Ministerio de Ambiente. Tras ser testigo de las marchas más concurridas de la reciente historia de Panamá, él se atreve a decirnos a la cara que no renunciará. Supongo que, si no fue el único que encontró atractivo el contrato con la minera –aprobado por el Gabinete y los diputados, sancionado por el Presidente y refrendado por el contralor– pensará ¿”por qué yo y los otros no”?

Tiene medio punto de razón, porque, con excepción del Presidente, todos debieron renunciar. Pero la opinión de Concepción habría sido decisiva si, con robusto convencimiento, se hubiese opuesto al contrato, no solo por los incumplimientos ambientales que encontró su propio personal en la mina y ríos, sino porque en Donoso se constituiría un enclave privado –con la participación de otros países– como lo fue la Zona del Canal para EU. De haberlo hecho, nadie le reprocharía su presencia en el Gabinete.

Por último, vi la vergüenza de un gobierno que se dice “torrijista” en la ausencia de sus más prestantes figuras en los actos del 9 de enero. No dudo de que el insulto a los mártires los obligó a ocultarse en sus madrigueras. Y digo insulto pues los mártires dieron sus vidas por un país soberano, no para dar en concesión enclaves que menoscaban nuestra soberanía, incluido nuestro patrimonio territorial, mineral y ambiental. Tampoco murieron para recuperar un canal y luego privarlo de agua, gracias a la promesa del socio de la firma que facilitaría el nuevo enclave en Panamá. Pregunto: ¿si el Canal fuera cliente de su firma, habría dicho eso? Con un contrato millonario, seguro que no lo haría. El patriotismo no da de comer… pero sí mucho en qué pensar.


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